Un vecino de San Martín de Castañeda relata la evacuación por los incendios: “La gente que mejor conocía los caminos ayudaron mucho a la brigada de incendios para indicarles por dónde entrar"
La vida comienza a retomar la 'normalidad' en San Martín de Castañeda, donde los vecinos desalojados hace unos días por el fuego ya han podido regresar a sus hogares. Sin embargo, el recuerdo de la evacuación sigue muy presente y la herida abierta en la sierra tardará mucho más en cicatrizar, como trasladaron este miércoles a los Reyes de España los afectados durante su visita a la comarca.
Pablo Galán, residente en el pueblo, revive con detalle el momento en que sonó el aviso en los teléfonos móviles. “Nos mandaron un aviso de telefonía, bastante sonoro y llamativo, de que había posibilidad de evacuación. Primero nos dijeron que nos quedáramos en casa por el humo, pero pronto recomendaron evacuar a los mayores y enseguida dieron la orden de desalojo total”, explica.
Las horas siguientes fueron de nervios y organización. “Nos fuimos prácticamente todos. Solo se quedaron unos agentes y voluntarios, la gente que mejor conocía la sierra y los caminos, y ayudaron mucho a la brigada de incendios para indicarles por dónde entrar”, recuerda. Aun así, no todos quisieron marcharse de inmediato: “Hubo gente que estaba un poco remisa, pero al final se acabó yendo. Solo unos pocos se quedaron ayudando al pueblo”.
El regreso a las casas llegó hace unos días, pero lo que encontraron al volver fue un paisaje desolador. Galán, aficionado al senderismo, lamenta la pérdida de lugares que recorría habitualmente. “Está todo arrasado. Esto es una pena, de lo verde que estaba todo, de lo bonito que estaba, a cómo se ha quedado ahora”.
Consciente de que la recuperación será lenta, el vecino confía en que algunas zonas puedan regenerarse pronto. “Dicen los ganaderos y la gente que vive aquí que lo más cercano se recuperará en un año, pero el resto tardará bastante más”, admite. Mientras tanto, la Guardia Civil mantiene el acceso restringido para evitar curiosos. “De vez en cuando vemos coches de turismo que intentan subir, pero ahora mismo lo único que se puede hacer aquí es disfrutar de la hostelería. Para la montaña, muy complicado”.
El testimonio de Galán es el reflejo de lo que viven muchos pueblos de la comarca: el miedo al fuego, el desgarro de ver arrasados los paisajes que forman parte de su vida y la incertidumbre sobre el futuro. Una incertidumbre que se mantiene, porque aunque en San Martín ya se haya podido volver a las casas, el incendio de Porto continúa activo y sigue dando problemas en la sierra sanabresa, recordando que el verano aún no ha terminado para los equipos de extinción ni para los vecinos que miran al monte con preocupación.