Mañueco tuvo que hacer la "moviola, o la cobra" ante las críticas en voz alta de los brigadistas en Sanabria

“Nosotros no somos un despilfarro”: el desaire de los brigadistas a Mañueco en Sanabria

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Durante la visita de los Reyes de España a Sanabria el 27 de agosto, un grupo de brigadistas forestales se negó a saludar al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco—una imagen que ha encendido la crítica política y social.

El desplante que lo cambió todo

Lo que debía ser un momento protocolario se transformó en símbolo de tensión: los Reyes Felipe VI y Letizia saludaban con naturalidad a los brigadistas de la Brigada Helitransportada en el Puesto de Mando Avanzado en Sanabria. Sin embargo, cuando fue el turno de Mañueco, saludo a los dos primeros con "Buen Trabajo" pero el tercerso no le dio la mano  y le dirigieron en voz alta una pregunta cargada de reproche: “¿Nosotros no somos un despilfarro?” El presidente, visiblemente incómodo, se limitó a intercambiar una mirada y un escueto “buen trabajo” antes de apartarse discretamente 

El origen del descontento no es nuevo: surge de las declaraciones del consejero de Medio Ambiente de la Junta, Juan Carlos Suárez‑Quiñones, quien en 2018 calificó como “absurdo y un despilfarro” mantener el operativo de incendios todo el año. A esas palabras se suman críticas por recortes presupuestarios, mala gestión y falta de presencia institucional en medio de la crisis actual 


Reacciones desde el entorno mediático

El momento no pasó desapercibido en los medios. En el programa Más Vale Tarde, el cantante Ramoncín tertuliano del magazine lo analizó con dureza: “Hubiera sido lo lógico [saludar], pero él (Ma­ñueco) sabe que lo que viene después sería lo mismo”, argumentó. Para él, dar la cara y escuchar las críticas hubiera sido la actitud honorable.

Por su parte, la periodista Carmen Morodo expresó empatía hacia los brigadistas: “Entiendo la indignación y el cansancio… mientras ellos intentaban apagar fuegos, los políticos se tiraban los trastos por la cabeza”, y subrayó la importancia de invertir más en prevención que en extinción


Más allá del gesto: un síntoma de malestar profundo

El desplante no fue un incidente aislado también en León a su llegada a las Médulas fue increpado por la gente que esperaba ver a los Reyes, pero que pidieron en voz alta a Mañueco que León y Zamora también fueran parte de CyL, ante el ninguneo constante de la JCYL. Refleja la frustración acumulada por promesas incumplidas en materia de prevención, recursos y coordinación. El responsable autonómico de CCOO en Castilla y León, José Ramón Jiménez, explicó que esta decisión de no saludar fue acordada entre los brigadistas como forma de protesta por compromisos incumplidos y condiciones laborales precarias. Algunos incluso denunciaron un trato desagradable por parte del personal de seguridad al impedirles acceder al puesto de mando 


La política atraviesa cada abrazo

En paralelo, los Reyes fueron recibidos con vítores y aplausos durante su recorrido por Sanabria. Se reunieron con vecinos desalojados y representantes de sectores golpeados por el incendio (ganaderos, apicultores, hostelería) . Felipe VI afirmó haber escuchado “testimonios sobrecogedores” y aseguró que el objetivo era entender las necesidades reales de la población 

Esa cercanía contrastó de forma brutal con el desplante institucional hacia Mañueco, cuestionando el desmarque emocional frente a quienes combaten las llamas a diario.


La visita real del 27 de agosto a Sanabria debería haber sido una muestra de unidad y apoyo. En cambio, el gesto de los brigadistas —y la reacción esquiva del presidente de la Junta— ha expuesto una fractura profunda entre quienes sufren las consecuencias del fuego y quienes ejercen el poder desde la distancia. Si seguimos ignorando la gestión del campo y los sistemas de prevención forestal, el problema no solo se repetirá: empeorará. Y pronto, no bastarán los gestos simbólicos para contenerlo.