Denuncian graves impactos ambientales por el proyecto de 13 aerogeneradores de 220 metros en La Carballeda y Sanabria
Dieciséis colectivos ecologistas y sociales de Zamora, León y la Cordillera Cantábrica alertan de las graves consecuencias ambientales, paisajísticas y sociales que tendría el parque eólico proyectado por la empresa Solaria en una de las zonas mejor conservadas del noroeste zamorano, donde incluso está confirmada la presencia del oso pardo.
Un total de 16 organizaciones y plataformas ciudadanas han hecho pública su oposición al proyecto eólico que la empresa Solaria pretende implantar en las comarcas zamoranas de La Carballeda y Sanabria, con la instalación de 13 aerogeneradores de más de 220 metros de altura en los términos municipales de Rosinos de la Requejada, Espadañedo y Asturianos. Los colectivos alertan de los graves impactos medioambientales, sociales y paisajísticos que supondría la ejecución del polígono en una zona de altísimo valor ecológico y cultural.
El área donde se proyecta esta infraestructura se encuentra en pleno corredor ecológico del oso pardo, especie catalogada en Peligro de Extinción en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Registros oficiales han confirmado la presencia de ejemplares en la zona en 2013, 2020 y recientemente en mayo de 2025, en localidades como Vega del Castillo, Faramontanos de la Sierra y Espadañedo. Las asociaciones consideran que esta área constituye un enclave clave para la futura consolidación de una población estable y reproductora, por lo que la implantación del parque eólico podría hipotecar su hábitat y frenar su recuperación.
Además del impacto sobre el oso pardo, en la zona se han documentado 126 especies de aves (95 de ellas reproductoras), 38 especies de mamíferos y al menos 15 de reptiles, así como otras especies protegidas como el milano real, el desmán ibérico, el colirrojo real, diversas especies de murciélagos y náyades (Margaritifera margaritifera), todas con un alto grado de vulnerabilidad. Los promotores alertan de los riesgos de colisión con aerogeneradores, especialmente durante los meses de invernada.
Los aerogeneradores proyectados, situados en cerros de más de 1.200 metros de altitud, serían visibles desde numerosos puntos del noroccidente zamorano, afectando al paisaje protegido de la Sierra de la Culebra, Cabrera, Segundera, Gamoneda y Atalaya, así como desde buena parte de La Carballeda y la comarca de Los Valles. A nivel humano, los molinos quedarían a menos de un kilómetro de pueblos como Villarejo de la Sierra, Carbajalinos o Carbajales de la Encomienda, y también cerca de Monterrubio, Gusandanos, Letrillas, Utrera de la Encomienda, Faramontanos y Vega del Castillo.
El proyecto contempla, además, 13 circuitos subterráneos de evacuación eléctrica a 30 kV, con una longitud total de más de 69 kilómetros, que atravesarían montes de utilidad pública y zonas de gran valor ambiental, agravando la fragmentación del hábitat. A ello se suman los impactos de las obras: movimiento de tierras, construcción de accesos, drenajes, cimentaciones, plataformas y torres meteorológicas, así como un notable aumento de tráfico y ruidos, con consecuencias directas sobre la fauna y el territorio.
Los colectivos también alertan de que la presencia de estas infraestructuras eólicas podría interferir en la operatividad de medios aéreos contra incendios, en una zona catalogada por la Junta de Castilla y León como ZAR (zona de alto riesgo de incendios forestales), lo que supondría un nuevo riesgo añadido para el entorno.
El polígono eólico se sumaría al proyecto fotovoltaico Valentina, ya aprobado en terrenos del municipio de Asturianos, con el que comparte línea de evacuación, subestación y zona de actuación, lo que, según denuncian, podría tratarse de un caso de fragmentación de proyectos para facilitar su autorización sin evaluación conjunta de impactos sinérgicos. Ecologistas en Acción ya presentó una denuncia ante la Fiscalía por supuestas irregularidades en la tramitación del proyecto fotovoltaico.
Por último, los firmantes de la denuncia recuerdan que la implantación de este tipo de infraestructuras industriales en un entorno natural tan valioso puede suponer un obstáculo insalvable para iniciativas sostenibles como el turismo rural, ecoturismo, astronomía, micología, apicultura, agricultura o ganadería extensiva, además de profundizar en la despoblación rural y desvirtuar la identidad paisajística y cultural del territorio.