Alerta en Sanabria: la provincia en vilo ante los intentos de incendios provocados
El miedo ha vuelto a prender, aunque esta vez no en forma de llamas, sino de sospechas y vigilancia constante. En Palacios de Sanabria, los vecinos viven días de tensión tras detectar en plena madrugada un nuevo intento de provocar un incendio forestal, a apenas 20 metros de una vivienda habitada. El conato fue sofocado rápidamente por los propios vecinos, pero el presunto pirómano no tardó en regresar: lo volvió a intentar a las 9 de la mañana.
“Anoche hemos estado más tranquilos porque hubo una dotación de al menos ocho agentes vigilando en la zona. Nos contaron que esto ya había pasado hace años en el pueblo, pero que llevaba un tiempo sin ocurrir. Quizá sea alguien que se fue y ha regresado”, explica una vecina con evidente preocupación.
La amenaza vuelve a sobrevolar nuestros bosques
En una tierra marcada por cicatrices tan profundas como las de la Sierra de la Culebra en 2022, cada intento de incendio se percibe como un disparo al corazón de la provincia. Porque Zamora no olvida. Y en el entorno de Sanabria, donde la vegetación ha crecido descontroladamente por las abundantes lluvias de esta primavera, el riesgo es mayor que nunca.
La combinación de maleza desbordada, altas temperaturas y manos irresponsables —o directamente criminales— es la receta perfecta para la tragedia. En muchos pueblos, como en Palacios, los propios vecinos han adoptado una actitud vigilante, sabedores de que una chispa en el lugar y momento equivocados puede convertirse en desastre.
Guardia Civil y Agentes Medioambientales, en guardia
Las patrullas medioambientales y la Guardia Civil intensifican estos días su presencia en las zonas rurales más sensibles, no solo para perseguir a los incendiarios, sino también para prevenir fuegos derivados de imprudencias como la quema de rastrojos o de restos de poda.
No es solo una cuestión de delincuencia, sino también de concienciación ciudadana. Cada desbroce sin control, cada chispa innecesaria, cada fuego no autorizado es un riesgo enorme para todos.
El enemigo está entre nosotros
Zamora no puede permitirse otro verano negro. El ser humano sigue siendo, en muchos casos, el mayor enemigo del monte, ya sea por imprudencia, por negligencia o por acción deliberada. La figura del pirómano no es un mito ni un invento: está ahí, y actúa cuando menos se le espera. Pero también lo están quienes cuidan el monte, los que limpian, vigilan y dan la voz de alerta. La respuesta ciudadana es clave para evitar otra catástrofe.
En Sanabria, como en toda la provincia, la lucha contra el fuego empieza mucho antes de que se vean las llamas. Empieza con la responsabilidad, con el desbroce, con la denuncia, con la prevención. Porque cuando el monte arde, no se pierde solo vegetación: se pierde vida, futuro y patrimonio.
Este verano, más que nunca, Zamora no puede dormirse. El monte nos necesita despiertos.