Vivir con Asperger y dedicarse al periodismo: la inspiradora historia de Daniel Morales

Daniel Morales
Rompiendo con los estigmas y desafiando los límites marcados por una sociedad, Daniel Morales demuestra que el Asperger no es una barrera para la comunicación y el periodismo

Daniel Morales, un joven extremeño con raíces zamoranas, cursa actualmente el doble grado de Periodismo e Información y Documentación en la universidad. Sin embargo, es en la locución donde ha encontrado su verdadera vocación, una pasión que explora en su tiempo libre en una academia. Con un diagnóstico de autismo y síndrome de Asperger, Daniel es plenamente consciente de lo que le ocurre, algo que no solo ha aprendido a gestionar, sino que también le ha permitido reflexionar sobre la vida, los prejuicios y la importancia de la empatía.

Aunque el autismo y el síndrome de Asperger se agrupan dentro del mismo espectro, existen diferencias clave entre ambas condiciones. El autismo, también conocido como trastorno del espectro autista (TEA), se caracteriza por dificultades en la comunicación, la interacción social y la presencia de comportamientos repetitivos. Este trastorno abarca una amplia variedad de grados de severidad, desde aquellos con discapacidades intelectuales significativas hasta personas con habilidades cognitivas normales o superiores.

Por otro lado, el síndrome de Asperger, que también forma parte del espectro, se distingue por no presentar retrasos significativos en el desarrollo del lenguaje ni en la inteligencia. Las personas con Asperger suelen tener una inteligencia media o superior, pero enfrentan dificultades en la interacción social, en la interpretación de las normas sociales implícitas y en el manejo de situaciones emocionales complejas.

Daniel Morales, diagnosticado con síndrome de Asperger, describe su experiencia con una claridad rotunda. "A veces, en la escuela no entendía lo que me pasaba. Tendía a repetir ciertas conductas, como las conversaciones. Cuando algo se me metía en la cabeza, me obsesionaba con ello. Es algo que muchos no comprenden, pero es parte de mi forma de ser", explica.

Uno de los aspectos en los que ha tenido que trabajar es en la comprensión del sarcasmo y la ironía. En su infancia y adolescencia, muchas bromas o dobles sentidos le resultaban confusos, ya que tiende a interpretar el lenguaje de manera literal. "Al principio, me costaba mucho entender cuándo alguien estaba bromeando o siendo sarcástico. Pero con el tiempo, he aprendido a identificarlo mejor. Ahora ya me defiendo", afirma. Sin embargo, reconoce que, aunque ha desarrollado esa habilidad, todavía hay situaciones en las que prefiere la comunicación clara y directa.

A pesar de las dificultades iniciales, Daniel se muestra decidido a no permitir que la palabra 'Asperger' defina su vida. De hecho, ha aprendido a gestionar sus desafíos con el tiempo, algo que le ha permitido reflexionar sobre las percepciones erróneas que la sociedad tiene sobre las personas con la misma situación que él. "A veces la gente piensa que, por tener Asperger, no puedo hacer muchas cosas. Les demuestro que se equivocan", afirma con seguridad.

En cuanto a su trayectoria universitaria, se encuentra inmerso en un doble grado que abarca Periodismo e Información y Documentación. Sin embargo, no esconde que la parte de Información y Documentación no es su verdadera pasión. "No me gusta, pero la llevo porque forma parte de la carrera. Mi verdadero interés está en la locución", comenta.

La reflexión que hace el futuro periodista sobre los prejuicios sociales que enfrentan las personas con autismo y Asperger es un reflejo de la realidad social. Para él, uno de los mayores obstáculos no es tanto su condición, sino la percepción errónea que la sociedad tiene de él y de otras personas con trastornos del espectro autista. "Hay quienes piensan que, por tener Asperger, no puedo hacer cosas tan simples como salir de fiesta o disfrutar de una vida social. Pues yo les demuestro que están equivocados", expresa con convicción.

Para Daniel, es fundamental que se erradiquen los estigmas y que las personas comprendan que cada individuo tiene sus propias capacidades y limitaciones. "Lo que necesitamos es comprensión, empatía. Todos tenemos derecho a vivir como queremos y a ser respetados. Nadie debe ser juzgado por su condición", señala, dejando claro que la diversidad debe ser celebrada, no rechazada.