El muralista zamorano que triunfa en Irlanda y Miami
Se trata de una obra de 45 metros de largo y nueve de alto encargado para homenajear la tradición naval de la ciudad, situada en el sureste del país y siendo la primera ciudad fundada por los vikingos
La intervención se prolongó durante 33 días entre paradas de tours turísticos y entre las felicitaciones de los trabajadores y propietarios del edificio destinado a oficinas
A escasos metros de la Catedral de la Santísima Trinidad, el centro de Waterford tiene su propio sello zamorano. El muralista David 'Maker' ha ha realizado su personal impronta a lo largo de 45 metros que ocupa un descomunal edificio de oficinas sobre el que el artista ha homenajeado la historia naval de la ciudad.
Treinta y tres día tardó este zamorano en dar forma a un proyecto en el que el color azul se iba, poco a poco, adueñando de este edificio de tres plantas y nueve metros de altura. A medida que la grúa sobre la que David iba avanzando, los flotadores, botes salvavidas, barcas de madera y navíos tomaban posiciones en un lavado de cara que al tiempo hace un guiño a la pasada y magna industria de la construcción naval.
Su obra es especialmente conocida en Zamora, donde el artista cuenta con numerosas intervenciones tan conocidas como "la suelta de globos" en la avenida Príncipe de Asturias o el homenaje a la década de los 80 junto a la Policía Nacional.
"El nexo de unión fue el puerto". Y es que, no en vano, Waterford, fue la primera ciudad fundada por los vikingos en 914 y la más antigua del país. Con la libertad de poder dar rienda suelta a su creatividad más allá de la didáctica de la historia naval, David apostó por descontextualizar objetos relacionados como barcos de vapor ondeando en el río Suir a su paso por la ciudad hasta desembocar en el océano Atlántico.
Un conjunto de imágenes que dan lugar a una escena irreal en la que prima es la composición y el diseño a lo largo de todo el frontal y uno de los laterales del edificio. La ingeniería naval de tiempos pretéritos ocupa el fondo del agua como restos de lo que un día erigió a Waterford como un de los grandes referentes del país en el siglo XIX mientras que los medios más actuales se mantienen a flote: "Me resultaba interesante reflejar cómo el agua es capaz de arrasar con auténticos gigantes que antaño surcaron el agua".
El edificio se sitúa en pleno casco histórico, en el llamado "triángulo vikingo" y en una situación privilegiada entre los museos del tiempo y el Museo Medieval, posición en la que se ubicó el primer asentamiento que dio lugar a su posterior expansión hasta convertirse en la segunda ciudad más importante durante los siglos V y XV por detrás de Dublín.
Durante jornadas condicionados por el clima y los propios objetos a los que iban dando forma, los trabajadores del edificio y los turistas se iban agolpando para ser testigos de primera mano del avance de una obra que ya luce en todo su esplendor. "Hay tours que a diario pasaban por allí y los guías aprovechaban para hacerme preguntas que les servía para enlazar con la historia marítima" como colofón a la visita.
La obra ha captado la atención incluso de los propietarios del edificio que no dudaron en dejarle una nota de agradecimiento y un regalo, pese a no ser quienes encargaron el mural a este zamorano.
De esta manera David repite por segunda vez dejando patente su arte en Irlanda después de una primera actuación, también en Waterford, durante un festival artístico en el que trabajó durante 12 días. "En este caso se trata de un encargo específico, lo que te permite dedicarle el tiempo necesario hasta que esta a tu gusto".
Lo cierto es que la obra de este zamorano se va extendiendo hasta los más de 6.894 kilómetros que distan a su ciudad natal de Miami, en EEUU, donde su impronta también quedó grabada antes del estallido del Covid. Allí tomó parte del Art Basel Miami Beach, un festival de grandes dimensiones que concede un espacio al arte urbano con gran presencia en el barrio de Wynwood.