Las manos que toman el testigo y modelan los nuevos Banzos de Oro
En menos de tres semanas el taller de Gustavo Cabanas se convirtió en la salvación para que los cinco Banzos de Oro 2024 no se quedaran en un mero título acreditativo o una placa ajena a cualquier simbología
La ausencia del escultor Ricardo Flecha, hasta entonces encargado de dar vida a las populares figuras de acero de un cofrade ataviado con la capa parda alistana, obligó a la Casa de Zamora en Madrid a buscar una alternativa en tiempo récord
Moldes de alginato y reproducciones en escayola, silicona y fibra de poliuretano dan buena cuenta de un proceso de creación exprés, sin opción al fallo y que ha permitido que la Casa de Zamora en Madrid luzca los nuevos galardones de unos Banzos de Oro cuyo trofeo no puede ser más representativo.
En menos de tres semanas el taller de Gustavo Cabanas se convirtió en la salvación para que los cinco Banzos de Oro 2024 no se quedaran en un mero título acreditativo o una placa ajena a cualquier simbología. La ausencia del escultor Ricardo Flecha, hasta entonces encargado de dar vida a las populares figuras de acero que recrean a un cofrade ataviado con la capa parda alistana, obligó a la Casa de Zamora en Madrid a buscar una alternativa en tiempo récord.
La mirada pronto se posó en Gustavo. Su paso por la Escuela de Arte de Zamora cursando el Grado Superior en escultura le avalaba como un posible candidato que sorprendió con un primer boceto completamente alejado de la tendencia de este galardón. Haciendo honor a su nombre, un banzo con almohadilla y una mano sosteniéndolo, buscaba reproducir fielmente el carácter de estos premios que cumplen su séptima edición. “Era una oportunidad única para hacer algo diferente”.
Sin la referencia del escultor, Cabanas apostó por un modelo realizado a escala natural, finalmente prescindiendo de la almohadilla para reducir las dimensiones y sustituyendo el bronce por por resina bañada en una pátina de este material para simular un acabado idéntico, pero considerablemente más liviano. “No había tiempo material para encargar las reproducciones, pero la intención es regresar al bronce”.
Un cambio de estética que recibió el visto bueno inmediato y que obligó a Gustavo a sacar horas de donde no las había. Más allá de su trabajo en la empresa Avanza Bus, este zamorano aprovechaba cualquier hueco para avanzar en su taller. “No había margen para el error”.
Con la mirada siempre puesta en un calendario con el 17 de marzo señalado en rojo -día del pregón y de la entrega de los galardones-, el complejo proceso de elaboración de los moldes avanzaba reproduciendo una mano que lleva impreso el sello del propio artista. Desde los pliegues de la piel a las cutículas de las uñas, la reproducción sorprende por su realismo. “Hacía mucho que no hacía moldes, pero tengo mucha experiencia y sé lo que tengo que hacer, no me tiembla el pulso”.
A contrarreloj, la primera réplica veía la luz a apenas cuatro días de la cita en la capital. Un galardón dedicado a título póstumo al escultor Ricardo Flecha y que fuera en su día su maestro en la Escuela de Artes y posteriormente como aprendiz en su taller. Con él remataría la mesa de La Piedad del Santo Entierro, contemplando cómo retallaba el Cristo Resucitado de Benavente o ideando unos caballos de poliuretano para la cabalgata de los Reyes Magos.
Le seguirían otras cuatro copias destinadas al colegio Medalla Milagrosa, al coro de la Buena Muerte, a la Cadena Ser, a Juan Prieto Corpas en calidad de pregonero y a las que sumaría una sexta que guarda como un verdadero tesoro en su casa.
Un trofeo que brilla por su minimalismo y sencillez pero con el que “ha dado en el clavo”. Ahora, con la convicción plena en un diseño que ha maravillado dentro y fuera del círculo de la Casa de Zamora en Madrid y despojado de toda presión, Gustavo saborea el merecido descanso y el reconocimiento de quienes han apreciado su trabajo y dedicación.