Villafáfila, el gran santuario zamorano de las aves migratorias
Zamora vuelve a ser protagonista en la defensa del patrimonio natural de Castilla y León con motivo del Día Mundial de las Aves Migratorias, que se celebra este sábado 11 de mayo. Bajo el lema “Espacios compartidos, creando ciudades y comunidades amigables con las aves”, la campaña de este año pone el foco en la necesidad de adaptar los entornos urbanos y rurales para facilitar la convivencia con las aves y proteger sus rutas migratorias. Y, una vez más, las Lagunas de Villafáfila reafirman su papel esencial como enclave estratégico para la biodiversidad.
Este humedal, joya natural zamorana, fue en 2024 el más relevante de toda la Comunidad en cuanto a concentración de aves acuáticas, con un total de 73.850 ejemplares pertenecientes a 60 especies distintas contabilizadas en los seguimientos oficiales. Esta cifra representa por sí sola más del 37 % del total regional, consolidando a Villafáfila como uno de los epicentros para el estudio y conservación de aves migratorias en la Península.
La importancia de estos datos va mucho más allá de la simple cifra. Según el programa de seguimiento coordinado por la Junta de Castilla y León —a través del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad—, las aves migratorias que transitan por nuestra provincia son indicadoras clave del estado de conservación de los humedales. Es decir, su presencia, su número y sus rutas ayudan a entender la salud ecológica de estos entornos.
Entre las especies observadas en Zamora se encuentran clásicos invernantes como el ánsar común o la grulla, así como migradoras estivales como la cigüeñuela, la avoceta o la rara pagaza piconegra, que utilizan nuestras lagunas como área de reproducción antes de iniciar su viaje hacia África. También se detectaron ejemplares poco frecuentes, como el vuelvepiedras o el correlimos de Temminck, que apenas se dejan ver por el interior peninsular.
En total, Castilla y León registró 198.703 ejemplares de 80 especies, con las lagunas de Villafáfila y el azud de Riolobos (Salamanca) acaparando más de la mitad del censo. Este seguimiento, basado en una metodología homogénea y aplicada cada año en los mismos puntos, permite establecer tendencias de largo plazo sobre la evolución de estas especies y adaptar las políticas de conservación.
Además, las Lagunas de Villafáfila están incluidas en la Lista Ramsar, una figura de protección internacional que destaca los humedales de mayor valor ecológico del planeta. Es uno de los dos únicos espacios de este tipo en la región junto a la Laguna de La Nava, en Palencia.
Con motivo de esta efeméride, las dos Casas del Parque de los Arribes del Duero —el Torreón de Sobradillo y el Convento de San Francisco de Fermoselle— también se han sumado a la celebración, participando este fin de semana en Observarribas 2025, una iniciativa transfronteriza con actividades en Mogadouro (Portugal), que pretende visibilizar a especies emblemáticas como la cigüeña negra o el alimoche, que cada año cruzan miles de kilómetros hasta establecerse en los cañones del Duero.
Estas actividades de sensibilización, así como el propio trabajo técnico de seguimiento, reflejan un esfuerzo constante por parte de la administración regional y del personal medioambiental, en el que también participan agentes forestales, técnicos y voluntarios. La conservación de las aves migratorias no solo es una cuestión ecológica, sino también una oportunidad para implicar a las comunidades locales en el cuidado de su entorno.
En Zamora, donde la despoblación y el abandono del medio rural han dejado una huella profunda, iniciativas como esta ponen en valor los recursos naturales como motor de desarrollo sostenible y de identidad territorial. Porque proteger a las aves es también proteger nuestra tierra.