Los vecinos de El Cubo del Vino cuestionan el impacto de la planta de biogás tras una visita a instalaciones alemanas

Biogás Archivo
El colectivo ciudadano alerta sobre posibles riesgos medioambientales y sociales basándose en el análisis de la planta de Güstrow y otras similares en Alemania

La reciente visita organizada por la empresa Biorig a plantas de biogás en Alemania, en la que participaron miembros de la corporación municipal de El Cubo del Vino, ha generado una nueva ola de debates sobre el impacto y viabilidad del proyecto de una planta similar en la localidad zamorana. Representantes de la iniciativa ciudadana que se opone al proyecto han compartido un texto en el que exponen datos y análisis sobre instalaciones alemanas, incluyendo la planta de Güstrow.

Según el comunicado, los datos han sido recopilados por un técnico en Medio Ambiente tras un estudio exhaustivo del proyecto propuesto para El Cubo del Vino y de otras plantas similares en Alemania. La iniciativa ciudadana, formada por vecinos preocupados por las posibles consecuencias medioambientales, asegura haber dejado en segundo plano sus vidas personales y profesionales para investigar y alertar a la población sobre este tema.

Entre las inquietudes expresadas por el colectivo destacan:

Impacto medioambiental: Los vecinos temen que la planta proyectada pueda ocasionar problemas de contaminación en el entorno natural de El Cubo del Vino. Según afirman, la experiencia de algunas plantas alemanas muestra que este tipo de instalaciones puede generar emisiones que afectan la calidad del aire y el agua.

Gestión de residuos: La planta de Güstrow, una de las visitadas en Alemania, ha sido objeto de estudio por su sistema de gestión de residuos, que, según los opositores, no siempre es eficiente ni sostenible.

Implicaciones para la población local: Más allá de los impactos ambientales, los vecinos señalan que este tipo de proyectos puede alterar la calidad de vida de la comunidad debido al tráfico de camiones, los olores y el ruido asociados a las operaciones de una planta de biogás.

Los vecinos críticos han solicitado la publicación íntegra de su comunicado para garantizar que su perspectiva sea conocida por toda la provincia. "Es un tema que afecta a nuestro futuro y al de nuestra tierra. La población tiene derecho a estar informada", concluyen.

HUEVO O CASTAÑA

Una planta de biometano alemana, referente en el sector después de su

remodelación, ha sido elegida como reclamo publicitario por una empresa primeriza en

esta industria que planea construir varias plantas en nuestra provincia.

Han organizado un viaje para visitarla y hacer ver la oportunidad que El Cubo del Vino

podría perder si los vecinos se niegan a que a su pueblo lleguen residuos procedentes de

25 Km a la redonda.

Con el BOCYL en la mano se pueden observar las grandes diferencias de la planta

referente y lo que se proponen instalar entre Cuelgamures, El Maderal y El Cubo del Vino.

En la planta de Güstrow no existe ninguna balsa de 34 millones de litros, ni en su dieta

se incluyen animales muertos ni lodos de depuradoras y el porcentaje de purín es mínimo,

mientras que en el Cubo del Vino precisarían 96 millones de litros anuales, el 50% de su

alimento.

La planta visitada digiere silo de maíz, estiércol y una cantidad mínima de purín, dando

como resultado un abono sólido que prácticamente no produce olores.

El CO2 licuado de Güstrow tiene calidad alimentaria; y la dieta de esa planta junto con

las temperaturas alemanas hacen que allí el olor sea soportable.

En El Cubo del Vino los lodos de digestión se mezclarían con paja y cenizas de dudosa

procedencia hasta alcanzar sólo el 21% de materia seca, con lo que habría que seguir

utilizando las cubas de purines para esparcirlo por los campos.

Este residuo, al generarse a base de grandes cantidades de purín, estiércol, lodos de

depuradora y residuos de industria agroalimentaria (esto incluye desde peladuras de fruta

hasta animales muertos por enfermedades no encefalopáticas) necesariamente apestará.

Y si licuaran el CO2 no cumpliría los estándares para venderlo a la industria alimentaria

y no sería rentable licuarlo, por lo que seguramente ese CO2 se emitiría a la atmósfera

junto con otros contaminantes.