Un controvertido Espanto en Carbajales que al final arregló el Director de Campo
En la tarde de ayer se celebró el segundo de los Espantos de Carbajales de Alba.
Todo parecía desarrollarse de manera normal en el entorno al Corral de la Cañada, lugar de donde se realiza la suelta de los astados para ser conducidos por los caballistas hasta la era de la localidad y ser espantados.
Pero minutos antes de empezar el Espanto, comenzaron a surgir los problemas. La Guardia Civil reciviendo órdenes tomadas por el reglamento de este tipo de eventos dictado por la Junta de Castilla y León y por parte de la autoridad local, dio aviso a los jinetes de que el uso de las picas sería castigado duramente con una denuncia, según aseguran testigos presenciales.
Ante la advertencia que escucharon el más de un centenar de caballistas que se habían dado cita en el Espanto, decidieron retirarse poniendo en jaque su celebración, ya que su presencia es del todo imprescindible en este tipo de evento taurino. Sin ellos no podría ser posible que los tres astados fueran conducidos hacia la era del pueblo.
Varios minutos pasaron y las puertas del Corral de la Cañada no se abrían, en este intervalo de tiempo se producían pitidos y abucheos que unánimes gritaban un ¡Fuera!, fuera dirigido en todo momento hacia el edil del municipio carbajalino.
En ese momento fue cuando el Ganadero tomó las riendas de la situación y decidió intervenir e ir hasta donde los jinetes se encontraban, pidiendo que regresaran al lugar de la suelta, asegurando que todo se trataba de error y pidiendo disculpas por lo ocurrido, pero advirtiendo a los caballistas que había que cumplir el reglamento ya que el Director de campo en ese momento así lo requería.
El gesto del ganadero hizo que todos los caballistas regresaran y se pudiera llevar acabo y con total normalidad el desarrollo del Espanto.