Losán acumula casi tres meses de impagos

Mañueco durante su visita a la planta Tableros Losán en Villabrázaro
La maderera gallega atraviesa una reestructuración opaca que ha detenido la producción y frenado la llegada de inversores

La emblemática maderera gallega Losán, considerada durante décadas uno de los referentes del sector en España, se tambalea al borde del abismo. La empresa atraviesa su crisis más profunda, con una reestructuración que más parece un fantasma que un verdadero proceso de salvación. Tras más de un año y medio de promesas incumplidas, decisiones cuestionables y creciente oscurantismo por parte de la dirección, el presente de Losán se escribe con incertidumbre, y su futuro, en condicional.

En varias de sus instalaciones, la actividad industrial está prácticamente paralizada. Falta de materia prima, cadenas de suministro detenidas y, sobre todo, trabajadores atrapados en una situación insostenible: "acumulan hasta tres meses sin cobrar sus salarios". Según fuentes internas que han preferido mantenerse en el anonimato, la plantilla trabaja, "o al menos resiste", en condiciones que rozan el abandono. "Nos han dejado en la sombra. No sabemos nada. No hay comunicación, no hay respuestas", afirma uno de los empleados afectados.

La reestructuración, anunciada como un salvavidas para el Grupo, ha derivado en un proceso hermético, dirigido por un pequeño núcleo que no rinde cuentas ni informa sobre avances. Para la plantilla, la opacidad ha dejado de ser una estrategia para convertirse en una constante. El malestar es evidente y crece con cada día de silencio empresarial.

Pero quizás lo más alarmante sea la parálisis de posibles soluciones. Fuentes conocedoras del proceso aseguran que la dirección ha frenado deliberadamente el ingreso de inversores que habrían podido estabilizar la situación económica de forma inmediata. Una decisión que sorprende, irrita y alarma tanto dentro como fuera de la compañía, y que contradice el relato oficial de un proceso orientado a la supervivencia.

"Esta no es una reestructuración, es una demolición lenta", sentencia otro trabajador. La falta de inversiones ha ido acompañada de la pérdida de clientes, la venta de activos estratégicos y una creciente dependencia de ayudas públicas, "principalmente de la SEPI y de las comunidades autónomas de Galicia y Castilla y León" que, sin un plan de viabilidad sólido, parecen alimentar "una empresa sin timón".

Para muchos, lo que ocurre en Losán ya "no puede explicarse como un bache empresarial". Se trata, dicen, de una gestión fallida, desconectada de la realidad de los trabajadores y carente de visión a largo plazo. Una descomposición interna que amenaza con arrastrar consigo a cientos de empleos y un legado industrial con décadas de historia.