Guti y los guardianes invisibles: el pulso sereno que intenta mantener a raya el fuego en Zamora

Guti, Jose Luis Gutierrez
Los guardianes invisibles del monte: la voz y el pulso de quienes coordinan la lucha contra el fuego en Zamora

En mitad de la tensión que envuelve a la provincia, con dos incendios voraces devorando miles de hectáreas y obligando a desalojar pueblos enteros, hay un punto en la carretera que se convierte en cerebro y corazón de la operación.

Entre Sarracín, Riofrío y Abejera de Tábara, un cruce improvisado de mando coordina a helicópteros, hidroaviones, cuadrillas terrestres y maquinaria pesada. Allí, entre mapas, llamadas y miradas al cielo, nos encontramos con José Luis Gutiérrez García, “Guti”, del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Zamora, encargado de dirigir el dispositivo en esa zona.

Hoy, a pesar de que la mañana parece algo más tranquila, la amenaza sigue latente. La AEMET advierte de tormentas y rachas de viento que podrían complicar cualquier avance logrado durante la noche. El parte meteorológico es, para ellos, tan importante como el rugido de un helicóptero acercándose con agua. La prioridad sigue clara: primero proteger vidas y luego las casas y naves.

Guti nos habla con la voz de quien ha pasado la noche entera, hasta las cuatro de la madrugada, enlazando turnos y apenas probando el descanso. “Aquí nos solapamos unos y otros, pero después de días así, descansar es muy difícil”, confiesa. Y no solo por la adrenalina del trabajo, sino porque, al volver a la provincia, el teléfono personal no deja de sonar: “Un alcalde, un amigo… preguntan por sus padres, por sus abuelos, por su pueblo… y claro que atiendes, ¿cómo no lo vas a hacer?”.

En medio de la faena, recuerda con orgullo cómo en Puercas, Vegalatrave y tantos otros pueblos los vecinos se lanzaron al trabajo hombro con hombro con los equipos de extinción: tractores, palas, manos jóvenes y veteranas. “Cuando la gente se une así, se ven los valores de verdad. Eso es muy bueno”, dice con una media sonrisa.

Pero la coordinación no es solo cuestión de voluntad, sino de estrategia y logística. A veces hay que explicar por qué un bulldozer está a kilómetros del foco que preocupa a un vecino. “Si lo quieres aquí, hay que moverlo en góndola, dar una vuelta porque por el monte no pasa, y eso son horas. Cuando se lo explicas, la gente lo entiende… pero hay que explicarlo mucho”.

En su voz hay cansancio, pero también firmeza. La misma que utiliza para calmar crispaciones y para recordar que cada decisión en el frente del fuego tiene un porqué, aunque desde fuera cueste verlo. “La gente me respeta y me quiere en todos lados, pero hay momentos en que hay que ponerse serio, razonando”, nos dice, mientras su mirada sigue el vuelo de un helicóptero que se aleja hacia uno de los puntos calientes.

Guti es uno de esos guardianes invisibles del monte, que no portan mangueras ni suben a las cabinas de los hidroaviones, pero que hacen posible que todo ese engranaje funcione. Y hoy, entre humo, calor y preocupación, su labor —y la de todos los agentes medioambientales— es la columna vertebral que sostiene la esperanza de que Zamora vuelva a ver sus montes verdes.