Encierro redondo en Moraleja del Vino, novillos, caballistas y amazonas firman un encierro multitudinario

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Moraleja del Vino madruga con un encierro limpio y multitudinario en el Paraje del Moro. Una mañana fresca y nubosa que dio mucho más juego que ante el esperado calor. Los novillos pudieron correr por el campo de forma tranquila.

Moraleja del Vino madruga con un encierro limpio y multitudinario en el Paraje del Moro

La localidad zamorana congrega a cerca de 500 personas en una mañana de emoción, tradición y buen ambiente sin percances de gravedad

Moraleja del Vino ha vivido este sábado una de esas jornadas que definen el verano en la provincia: la suelta matutina de dos novillos en el conocido Paraje del Moro ha congregado a cerca de 500 personas, entre curiosos, vecinos, caballistas y aficionados llegados desde distintos puntos de Zamora. Y lo mejor de todo: un encierro limpio, sin sustos ni incidentes de consideración, como mandan los cánones.

Desde las 9:30 de la mañana, los alrededores del paraje ya empezaban a llenarse de coches, remolques y caballos. El olor a campo, el galope de los primeros jinetes y las conversaciones entre los que repiten año tras año presagiaban una mañana intensa. Cuando los dos novillos fueron soltados, la expectación se disparó.

El encierro, que discurrió bajo control y con buena organización, permitió a las numerosas amazonas y caballistas disfrutar del recorrido en plena naturaleza, siempre con la vista puesta en los animales, que ofrecieron momentos de emoción sin que se llegara a lamentar ningún percance grave. Algún que otro tropezón o caída sin consecuencias —cosas del oficio— fue el único apunte negativo de una mañana que, en líneas generales, se saldó con sobresaliente.

toro moraleja

“Ha sido un encierro como los de antes, con sabor auténtico y sin sobresaltos”, comentaba uno de los participantes montado a caballo, satisfecho por la experiencia. Y no era el único. El ambiente era de satisfacción general, tanto entre los veteranos como entre los que acudían por primera vez a esta cita que ya es marca de la casa en Moraleja del Vino.

La presencia de aficionados de toda la provincia, algunos llegados incluso desde zonas como Aliste, Sayago o Tierra del Vino, consolida a este encierro como uno de los más queridos del calendario veraniego. Tradición, emoción y buen hacer en una mañana que deja buen sabor de boca y refuerza la importancia de mantener vivas estas celebraciones que son, al fin y al cabo, parte de nuestra identidad rural. Aunque uno de los astados muriera al embestir a un todo terreno que estaba parado en mitad del monte, cosas de la mala suerte, porque igual que fue un vehículo pudo ser cualquier otro elemento del encierro.