La poesía como vía de reflexión y humanismo abre las jornadas en Zamora
La diócesis de Zamora celebró ayer la sesión inaugural de las I Jornadas “De la poesía a la esperanza”, un proyecto literario nacido al amparo de Esperanza, la actual edición de Las Edades del Hombre. La iniciativa, impulsada por el escritor Jesús Losada tras un intercambio inicial con el obispo de Zamora, Fernando Valera, tiene como propósito abrir un espacio donde la poesía dialogue con las preguntas esenciales del ser humano y contribuya a iluminar la vida desde la belleza y la hondura espiritual.
Una apertura marcada por la universalidad de la palabra
Losada subrayó que estas jornadas son fruto de meses de trabajo y del deseo de reunir en Zamora a voces poéticas de alcance internacional. Entre los participantes destacó la presencia de Indran Amirthanayagam, poeta srilanqués-estadounidense; Gaston Saint-Fleur; Carmelo Guillén Acosta; Rosa Alice Branco, reconocida figura de la poesía portuguesa; y Antonio Colinas, autor muy vinculado a la provincia.
En la apertura, Valera situó la poesía como “una de las expresiones más puras de la apertura al misterio”, capaz de conducir a la persona hacia la trascendencia y de ensanchar la mirada en un tiempo marcado por la prisa y la fragmentación. Recalcó la importancia de que la diócesis acoja iniciativas culturales que, desde la humildad y la vocación de excelencia, contribuyan a cultivar la vida interior.
Reflexiones en torno a la sacralidad, la voz interior y los desafíos del mundo actual
El programa de ayer reunió perspectivas diversas en torno a la función de la poesía.
Carmelo Guillén Acosta centró su intervención en la dimensión sagrada del hecho poético y en su capacidad de sanar, especialmente en una sociedad dominada por la aceleración y la hiperactividad.
Antonio Colinas recordó que la poesía acompaña al ser humano desde los orígenes de la civilización y constituye un núcleo esencial de sensibilidad, humanismo y pensamiento.
La portuguesa Rosa Alice Branco profundizó en la relación entre poesía y perfección del mundo, reivindicando la música interior del verso como un lenguaje universal que atraviesa culturas y épocas.
Finalmente, Gaston Saint-Fleur ofreció una reflexión sobre la vida en la era digital, marcada simultáneamente por la masificación virtual y la soledad real. Propuso la poesía como un camino para recuperar la pregunta fundamental por la identidad personal y reorientar la existencia en un mundo hiperconectado.