Obesidad, tabaco, estrés e insomnio elevan significativamente el riesgo de infarto y accidentes cerebrovasculares

Salud Cardiovascular
En Europa, las enfermedades cardiovasculares afectan a 60 millones de personas y provocan cada año más de 1,2 millones de episodios coronarios agudos

En 2023 fallecieron más de 115.000 personas en España por patologías cardíacas, según datos del INE. Expertos y organizaciones insisten en la importancia de la actividad física, la alimentación y el control de factores de riesgo.

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) se consolidaron como la primera causa de muerte en España en 2023, representando el 26,5% de las defunciones, lo que supone más de 115.000 fallecimientos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En cifras globales, cada hora mueren 13 personas en el país a consecuencia de un problema cardiovascular, según la Fundación Española del Corazón (FEC).

Se trata de un reto de salud pública de gran magnitud, no solo por la elevada mortalidad, sino también por el impacto en la calidad de vida de los pacientes y en la carga asistencial del sistema sanitario. En Europa, las enfermedades cardiovasculares afectan a 60 millones de personas y provocan cada año más de 1,2 millones de episodios coronarios agudos.

Hasta el 80% de las muertes prematuras se pueden evitar

Pese a estas cifras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que hasta el 80% de las muertes prematuras por enfermedad cardiovascular podrían evitarse adoptando hábitos de vida saludables y controlando factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo o la exposición a contaminación.

La inactividad física, por ejemplo, es responsable del 5% de las enfermedades cardiovasculares en España. De ahí la importancia de fomentar la actividad diaria: caminar, correr, montar en bicicleta o bailar son ejercicios que reducen en un 20% el riesgo de padecer estas patologías.

Ejercicio, dieta mediterránea y control de riesgos

Las recomendaciones de la OMS apuntan a realizar 150 a 300 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado —como caminar a paso ligero— o entre 75 y 150 minutos de actividad vigorosa, además de dos días por semana de ejercicios de fuerza.

El ejercicio regular provoca cambios positivos: el corazón late de forma más eficiente, disminuye la frecuencia cardiaca en reposo, aumenta la capacidad de bombeo y mejora la oxigenación de los tejidos. A ello se suma la importancia de seguir una alimentación equilibrada, basada en la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva.

Otros factores de riesgo: obesidad, tabaco, estrés e insomnio

La obesidad es ya una “verdadera pandemia” que multiplica el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardíaca. El tabaco, por su parte, daña la elasticidad de las arterias y reduce el oxígeno en sangre. Además, el estrés crónico y la depresión aumentan la probabilidad de infarto, mientras que el insomnio eleva hasta en un 45% el riesgo cardiovascular, según un reciente metaanálisis.