Palestina la gran oprimida del siglo XXI, ninguneada por Israel y olvidada por el mundo, se mostró ayer en el Etnográfico, Macarena y Enrique testigos del apartheid

En la conferencia a cargo de Macarena Almenara y Enrique Nafría sobre Cisjordania (Palestina) que se ofreció ayer en la sala del Etnográfico, se dieron claras muestras de qué es un conflicto del siglo XXI y que importa poco al mundo pero al menos a los más de 120 asistentes que abarrotaron un espacio que se quedó pequeño y con muchas personas de pie si les importa el futuro de una zona del fin de Europa y del oriente más que próximo que sigue en lucha constante. Palestina importa y la injusticia y el genocidio también.

Su estancia sobre el terreno y sus vivencias han aportado un punto más y una vista cercana de lo que sigue ocurriendo desde que se repartieran los territorios en un acuerdo que se mantiene hoy día pero que se ha ninguneado desde el inicio y permitido por quienes lo firmaron como acuerdo de paz que nunca lo fue. 

Como si se tratara de un holocausto que parece ser devuelto, y del que no aprendieron nada, los judíos usurpan poderes internacionales, arrinconan y rompen una máxima geopolítica que se pactó hace décadas pero que se murió en la firma del acuerdo. En este caso a los Palestinos que asentados de manera legal son expulsados de una tierra que recordemos mantiene un pacto de la ONU pero que ni se respeta ni se mantiene, y que les está costando sus vidas y su futuro. Pero la sociedad internacional olvida y esconde bajo el manto del todopoderoso estado de Israel amamantado por Estados Unidos una realidad del siglo XXI y que importa cada día menos, un genocidio escondido que a día de hoy se mantiene en la zona a diario.

Una realidad desconocida por la mayoría de los países y basada en un acoso constante y ruin de los colonos y autoridades judías que sin siquiera jurisdicción sobre el territorio, usurpan como los señores feudales en la edad media campos y olivares, pequeños núcleos de población que destrozan con su prepotencia y su ímpetu colonizador.

Macarena Almenara y Enrique Nafría viajaron en octubre del pasado año a Cisjordania (Palestina) para realizar trabajo de campo etnográfico entre la población palestina y gracias a ellos que han sido verdaderos escudos humanos (internacionales) ante la quema por ejemplo de olivares han sido capaces de mostrar el lado más humano de estos voluntarios activistas antisemitistas que como otros cientos de europeos y personas implicadas en defender la legalidad, rompen esquemas con sus testimonios y ayudan al pueblo palestino que sufre un verdadero apartheid dentro de una tierra que fue y es causa de verdaderos "mamoneos" estatales y de intereses creados y lo sigue siendo.

La lucha siempre se mantendrá en la tierra en la que el de Nazaret ya vaticinó que siempre estaría en guerra y son estos voluntarios los únicos adalides contrarios del radicalismo de la religión judía los que siguen en lucha constante. Palestina un pueblo tranquilo al que se le sigue echando de una tierra que le fue legada en un acuerdo internacional que Israel ignora e incumple desde hace décadas sin que nadie le frene.

Una sociedad en constante resistencia

Escalofriante era escuchar los testimonios de estos dos viajeros que han servido de escudos humanos y que gracias a sus móviles y a su comprometida lucha al menos han conseguido que en algo básico como en la recogida de la aceituna que los palestinos la hacen a mano y sin varear al olivo para no causarle daño, han podido salvar parte de explotaciones palestinas que los colonos israelíes queman para asentar sus casas y comunidades donde toman "prestada" una tierra que no les pertenece. Vivir hoy en aquellos territorios para la población palestina es realizar a diario un máster en supervivencia.