La imposición de ceniza, con cucharilla: nuevos ritos en tiempos de pandemia
Nuevos tiempos, nuevos ritos... La misa que se ha celebrado este Miércoles de Ceniza en la Catedral de Zamora ha estado marcada, como viene siendo habitual desde hace ya once meses, de todas las medidas de prevención de posibles contagios.
Con mascarilla, uso frecuente del gel hidroalcohólico y un aforo reducido a tan sólo 25 personas para asegurar la distancia de seguridad, el momento de la imposición de la ceniza trajo consigo otra novedad.
Mientras los fieles se acercaban de uno en uno a recibir la Ceniza, el obispo Fernando Valera sacó una cucharilla, instrumento con que utilizó para dejar caer la ceniza sin la necesidad de utilizar las manos, reduciendo así las posibilidades de un posible contagio.
El acto de imposición en este día que abre la Cuaresma -consistente en dejar caer la Ceniza en la cabeza del fiel o bien trazar una cruz de ceniza en la frente de quien lo recibe- sufre así una leve modificación, pero necesaria en estos tiempos de pandemia en los que toda precaución es poca.
Apenas 25 personas tuvieron el lujo de recibir la Ceniza en el interior del templo, que se sumaron al más de medio centenar que esperaron pacientemente tras las verjas y que pudieron recibir la bendición casi al término de la eucaristía.