Ellos cuidan de los que nos cuidaron, son el personal socio-sanitario de las residencias de mayores, los otros héroes de la retaguardia

Son muchos los colectivos que durante estos días han de tener su especial mención y nuestro agradecimiento. Serán innumerables los agradecimientos como también son innumerables los sectores, pero hoy les toca a ellos. Son un colectivo que, más allá de lo profesional, tiene como sentido su vocación y la ayuda muchas veces desinteresada a los demás, a nuestros abuelos.

Ellos y ellas son los que cuidan de nuestros mayores, los que les dan de comer, los que los visten, acicalan y los ponen guapos para que ahora, aunque no podamos verlos, se mantengan sanos, salvos, limpios y con toda la dignidad posible en una situación en la que prima su seguridad sanitaria por encima de todo, ya que  son el grupo de más riesgo a cuenta de este maldito coronavirus.

Un día cualquiera de un cuidador o técnico en este tipo de menesteres ha de ser vocacional, y ahora con mucha más intensidad, porque en esa profesionalidad también va la salud de nuestros mayores, los que nos dieron todo y ahora están en residencias, asilos, centros de día y en tantos y tantos geriátricos como historias tiene cada uno de nuestros padres, madres y abuelos. 

Ellos son nuestros brazos y manos cuando ya no podemos tenerlos en casa, y ahora que no podemos ni visitarlos la cosa se agrava. Sabemos que muchos de estos profesionales hacen fotos que mandan a sus hijos por WhatsApp, otros incluso utilizan sus teléfonos móviles para hablarles y mandarles su cariño aunque solo sea una vez cada ni se sabe...porque aunque sean pocos días los que estamos en esta situación no poder ni siquiera tocar y darles un beso es todo un sufrimiento.

El aislamiento es hoy por hoy su salvación. Nuestros abuelos no conocieron este tipo de historias ni en la guerra, y se sienten extraños y con un sentimiento raro, eso nos contaba "Luisi" desde Ciudad Real, ayer noche. A través del teléfono se vislumbra a una mujer que, aunque con su Alzheimer, en un momento de lucidez recordó que hoy (por ayer) es su cumpleaños, un aniversario que pasará lejos de sus hijos y nietos, pero que no será un problema porque cuando todo esto se pase la fiesta será mayúscula y nos la comeremos a besos.

Luisi es la madre de quien les escribe, y también de una enfermera que trabaja en el hospital de Ciudad Real, donde en su planta ya hay varios positivos, y son gente muy joven, ella no podrá visitar a su madre porque el aislamiento es lo que hay que hacer y como profesionales...entender, lo casi imposible de entender...

Esta es una de tantas historias que en estos días sufrirán muchos hijos, padres, madres, abuelos y abuelas, pero para eso están nuestros cuidadores de la retaguardia, los que mantendrán con vida a nuestros mayores en los centros de día. Así lo hará la prima Elsa, otra persona que cuida de los mayores en un centro de día que han cerrado en Madrid, ella trabaja ahora desde casa manteniendo el teléfono caliente y cuidando de sus pacientes como puede pvía telefónica. También lo hace Fran, nuestro Follaco motero, amigo e hijo pequeño, que nos cuenta que es imposible no tocarles porque ellos si que tienen ahora más que nunca falta de cariño, porque no pueden recibir visitas de sus familiares. Manolo nuestro gran por todo y otro ejemplo de lo que aquí se relata, compañero de clase que ayer mismo cumplió años, y que trabaja con los chicos de la Fundación Personas, otro colectivo que tiene un peso mayúsculo y a los que hay también que reconocer su esfuerzo y valía.

Hay miles de historias que dentro del contexto de estos días saldrán a la luz, ahora o dentro de un tiempo, ese que se hace y hará tan largo como quiera esta maldita enfermedad que acojona a ricos, pobres, a ministros y ciudadanos de a pie; pero eso sí a los que cuidan a nuestros mayores que ni el puñetero coronavirus les toque, cuidemos de ellos que son los que ahora cuidan de nuestra retaguardia. GRACIAS por cuidárnoslos....entre tanto #yomequedoencasa