El año que coincidieron dos procesiones en la misma calle

Es hora de hacer balance, de coger con sumo cuidado todos esos buenos recuerdos que nos deja la Semana Santa y guardarlos en un cajón de la memoria, para deleitarnos con ellos durante la espera, para seguir haciendo Pasión durante al año. Es momento de guardar todo lo bueno y aprender de todos los errores cometidos, errores humanos a intentar mejorar y de seguir trabajando, desde las directivas y desde fuera, para mejorar la Pasión.

Si hay algo que caracterizará a esta Semana Santa, además de haber podido sacar todas sus procesiones, es que por primera vez dos procesiones coincidieron, durante unos minutos, en la misma calle, algo que nunca había ocurrido en Zamora.

Se habían dado casos de que, durante un pequeño número de minutos, dos procesiones coincidieran en Zamora a la vez, como ocurrió el Viernes Santo cuando Nuestra Madre iniciaba su caminar en San Vicente y los últimos pasos del Santo Entierro llegaban al Museo, o incluso otros años.

Sin embargo, lo excepcional de este año es que, mientras La Dolorosa entraba en el Museo, Jesús Yacente salía de Santa María la Nueva, a menos de veinte metros de diferencia. Fue Televisión Española, que obligó a frenar el desfile de la Vera Cruz, quien hizo que esto pasara, aunque, podrían haberse puesto de acuerdo ambas cofradías para que Zamora mantuviera una de sus normas no escritas. Fueron apenas tres minutos, en los que sonaba el Himno de España para que entrara La Dolorosa, tres minutos en los que sonaba la Campana del Viático por un Jesús Yacente.

Nada le habría costado a Jesús Yacente retrasar un poco más su salida, a sabiendas de que la Vera Cruz intentó, en la vuelta, cumplir los horarios y de que la paliza de los cargadores, sin apenas descanso en la vuelta, fue de las de guardar en las videotecas.

 

Organización

El caballo de batalla de todas las procesiones es la organización, muchas veces espléndida, y por eso mismo, sin el aplauso de los hermanos, algunas otras con deficiencias, lo que provoca el enfado de hermanos de fila y acera. Las hubo con fallos, como Nuestra Madre, que obligó a los hermanos a aguantar durante hora y media en la Plaza Mayor soportando un calor que hacía complicado procesionar. Por este motivo, y porque desgraciadamente parece ya tradición perderle el respeto a la procesión, una vez acabada La Salve, la gran mayoría de los hermanos y de las damas abandonaron el desfile y dejaron a los tres pasos sin compañía entrando en San Vicente.

Y es que fue el calor el protagonista de muchos de los desfiles y eso, en la Vera Cruz lo entendieron a la perfección y el agua nunca faltó para todos los hermanos que lo necesitaran. Pese a ello, hubo algunos hermanos de fila que sufrieron un golpe de calor bajo el terciopelo morado, aunque desde la organización se hizo lo posible para que el desfile fuera sin consecuencias para los hermanos. También la Soledad se ha llevado quejas desde las filas, aunque, en esta ocasión, por la mala praxis de algunas hermanas que no saben lo que significa acompañar a la Soledad. Y Jesús Nazareno, que estaba de estrena de directiva, de estrena de cargos de confianza, que salía a la cale después de muchos años intentó capear, quizá, la organización mas difícil de toda la Pasión. Y hasta la llegada a la Plaza Mayor, cuando Redención entró sin música en el Museo, cuando varios pasos se quedaron sin apenas cofrades, la Congregación volvió a conseguir llevar la procesión por buenos cauces.

Pero poco se habla de la buena organización cuando esta ocurre, como buena ha sido en la Virgen de la Esperanza pese al aumento del número de hermanas respecto a otros años, como buena fue en el Santo Entierro y en la Vera Cruz, con las dificultades de amoldarse a los horarios televisivos, como buena fue en la gran mayoría de las procesiones.

 

Respeto

En una ciudad de 60.000 cofrades, aunque algunos no se vistan con caperuz, aunque algunos solo vivan desde la fila, es difícil que todos tengan respeto a la Semana Santa. Zamora volvió a dar una lección de respeto, de silencio, de Pasión al resto de ciudades, pero dejó lunares, porque el silencio ya no es tan silente, porque el aplauso le gana la partida al respeto callado, porque en las aceras el ciudadano ya no se cree tan protagonista, ya no cree que sea parte de la Pasión.

Lo peor de esta Semana Santa han vuelto a ser los cofrades que, móvil en mano, aprovechan para hacer fotos. Si, es devoción a una imagen que nunca pueden tener guardada al acompañarla, pero es una falta de respeto hacia la procesión, hacia la imagen que exportamos al exterior. Puede que el boom de la Pasión, ese que nos hace tener siempre a algún ser querido o a algún conocido en todas las procesiones, se haya llevado una parte del respeto que siempre tuvimos, y hay que recuperarlo, hay que trabajar por ello, en las casas, desde dentro.