Efectos a largo plazo de los remates de cabeza que probablemente desconozcas
El montañismo, el surf o el motociclismo son algunos de los deportes que más a menudo son catalogados de peligrosos. La exposición física ala que se someten sus participantes es tal que es habitual que sufran accidentes de mayor o menor gravedad. El fútbol, en cambio, no se asocia con este riesgo para la integridad de los jugadores, ya que las lesiones suelen ser musculares. Sin embargo, se ignora por completo el daño irreparable que pueden ocasionar los remates de cabeza.
¿Por qué, ante la posibilidad de sufrir conmociones cerebrales, los futbolistas siguen utilizando esta técnica? ¿Son conscientes de lo que conlleva o simplemente desconocedores? Se trata de una herramienta que forma parte de la estrategia de juego de todos los equipos para, por ejemplo, marcar un gol en un saque de córner. No hay que olvidar la épica que le añade a la jugada. Los tantos anotados con la cabeza suelen ser recibidos con una gran ovación por parte de la afición.
Los efectos de este tipo de remate se hacen evidentes al comparar el cerebro de un futbolista con el de un nadador. Estas diferencias se concretan en las anomalías presentes en la materia blanca de los primeros a causa de esta alta exposición a los golpes en la cabeza. Así lo certifican los resultados de un estudio publicado en la revista Journal of the American Medial Association, que equipara el órgano de los jugadores a los de personas que han sufrido una lesión traumática leve.
Un grupo de investigadores de la ciudad de Nueva York, por otro lado, concluyó que estos toques de balón con la cabeza son los responsables de que muchos futbolistas sufran cefaleas, confusiones, dolores y mareos, ya sea en un entrenamiento o durante un partido. Los jugadores que usan esta técnica habitualmente tendrán a la larga una peor función cognitiva y podrían sufrir otros problemas neurodegenerativos que deberían tratarse cuando todavía es pronto.
En el fútbol americano, tuvo mucha repercusión el caso del jugador de los Patriots Aaron Hernandez, que el año pasado se quitó la vida en prisión, donde cumplía sentencia por haber matado a un amigo. Su autopsia determinó que su comportamiento podría haber estado influenciado por la encefalopatía crónica traumática que había sufrido a causa de las reiteradas contusiones en la cabeza en el campo. Esta enfermedad es, de hecho, un gran problema en la NFL americana.
El peligro de los cabezazos de balón preocupa especialmente en el caso de los niños. Muchos de ellos se inician en el deporte a una edad muy temprana, lo que lógicamente significa que a lo largo de su vida estarán expuestos a un mayor riesgo que si lo hicieran más tarde. Quizás sea hora de prohibir este tipo de remates en el juego de la misma forma que no se puede controlar la pelota con los brazos o las manos. Así se aseguraría una mayor seguridad para los jugadores.