Cuando hay que cambiar los amortiguadores
La seguridad activa tiene como objetivo mantener el control del vehículo mientras se encuentra en circulación para reducir lo máximo posible la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico. Los neumáticos, frenos y amortiguadores, conocidos como el triángulo de seguridad, son tres elementos imprescindibles para cumplir esa finalidad.
A pesar de ello, los últimos estudios señalan que la gran mayoría de los conductores sigue sin prestar atención al buen estado de estos tres sistemas, especialmente de los amortiguadores, ya que casi un 25% de los coches circulan con los amortiguadores gastados en Europa. Unos datos preocupantes que señalan la importancia de concienciar a las personas para que cambien estos dispositivos, los cuales se pueden encontrar en sitios como RecambiosCoche.ES, para evitar el deterioro de otras piezas conjuntas del automóvil.
El verano es la época del año donde se producen más desplazamientos por las carreteras de la geografía española. Por este motivo, el periodo estival es uno de los momentos más importantes para vigilar todos los componentes del coche. Uno de los fallos más comunes que cometen los conductores es no prestar atención al estado de los amortiguadores, debido a que se piensa que forman parte exclusivamente de la comodidad del vehículo. Sin embargo, su función consiste en mantener el control y estabilidad absorbiendo la energía generada cuando el automóvil circula por encima de irregularidades en la calzada. Al mismo tiempo, este compuesto es el responsable de que los neumáticos se mantengan en constante contacto con la carretera consiguiendo un mayor agarre y adherencia.
El estado de los amortiguadores depende, en gran medida, del uso del vehículo y de las condiciones externas en las que se circule de forma general. En cualquier caso, estos elementos se van desgastando poco a poco con el paso del tiempo y sus síntomas no se suelen apreciar a simple vista. Debido a esto, es recomendable revisar su estado cada 20.000 o 30.000 kilómetros, ya que hasta ese momento suelen ofrecer un rendimiento óptimo. A partir de entonces, los amortiguadores comienzan a perder sus prestaciones y es conveniente sustituirlos cada 60.000 km, aunque se trata de una referencia aproximada debido a que su desgaste varía según cada vehículo, ya que por ejemplos las características y especificaciones de un Mazda son muy diferentes a las de otros vehículos del mercado.
Síntomas del desgaste de los amortiguadores
Uno de los problemas más habituales que se encuentran los conductores a la hora de revisar el estado de los amortiguadores es que su desgaste no se suele apreciar a simple vista. Por suerte, existen algunos síntomas inequívocos que indican el momento preciso en el que deben ser sustituidos de forma inmediata. Uno de los más comunes y fáciles de identificar es el excesivo rebote del coche al pasar por un bache o resalto. Para confirmar estas sospechas es posible apoyarse sobre la carrocería y empujarla hacia abajo en cada una de las cuatro ruedas para forzar a los amortiguadores. Si el vehículo recupera su posición original con algún tipo de rebote estaríamos ante una suspensión en mal estado.
Finalmente, otro de los síntomas habituales es el desgaste irregular de los neumáticos, ya que generalmente, las ruedas suelen deteriorarse de forma homogénea en la banda de rodadura. Por este motivo, si se comprueba este síntoma en cualquier revisión habitual del vehículo es posible que se encuentre ante un problema en los amortiguadores, por lo que es conveniente que se proceda a su inmediata sustitución, siempre cambiándolos como mínimo por parejas, es decir, los dos de cada eje.