Auxiliares, celadores y limpiadoras los escuderos de la primera línea, más imprescindibles

Ganarse el cariño es fácil cuando a los que sufren se les arenga con un "Buenos días, tiene usted hoy mucho mejor aspecto que ayer".

Los que hoy van tomando ya sus lugares en los puestos "normales" tras un zafarrancho de combate más peligroso que en la guerra, tienen que tener un reconocimiento a parte de los que en un momento dado han tenido la batuta de la sanidad española.

Los momentos más difíciles vividos en lo que va de siglo para la sanidad española no pueden pasar por alto los turnos de 12 horas de este sector del personal sanitario que parecen los grandes olvidados de esta pandemia.

Ellos y ellas limpian culos, cambian pañales, barren y friegan habitaciones a diario, hacen camas que aún con el paciente encima de la cama quedan como para pasar revista por la mejor gobernanta de cualquier hotel de 5 estrellas.

Los productos de limpieza, las esponjas, toallas, pañales o enseres de aseo, las fregonas y cepillos junto con sábanas, empapadores, almohadas, etc son las armas para combatir en una guerra que lleva la mascarilla por bandera y que en muchas ocasiones no permite conocer más que por la voz a quien te ha aseado, dado de comer, o acompañado al baño, o a ese sillón que parecía que estaba a 50 kilómetros de tu cama.

Por experiencia lo digo y lo sé, su vocación está a la altura de los mejores cirujanos en la sanidad de los expertos analistas, esos que no sabemos sus nombres y de los que nada se sabe.
Estos si los tienen, y son las auxiliares, celadores y personal de limpieza en este caso del Hospital Virgen de la Concha de Zamora.

Esta es la parte más numerosa de una plantilla, más de 1.200 trabajadores que trabajan por la vida, sí, por la nuestra, por la suya y por la de miles de zamoranos que alguna vez han tenido que acudir a al hospital o como se denomina ahora y se enclava dentro del Área de Salud de Zamora o Complejo Asistencial.

Sus jornadas ahora se normalizan, sus contratos parece ser que se mantendrán, sobre todo para dar relevo hasta septiembre a sus compañeros que se dejaron la piel en esta crísis.

"Pero otra vendrá que a esta buena la hará" y lo que está claro es que en Sanidad al igual que en investigación o educación no habría que escatimar gasto, porque no es gasto, es inversión en todos y cada uno de los españoles que no pueden pagarse un seguro médico a parte, como el que tienen los bolsillos más pudientes.

Hoy y tras más de tres meses de vivir desde dentro la pandemia e incluso de haberla sufrido y padecido mi más cordial "Buenos Días, gracias por su cariño y apoyo porque por sus culpas hoy puedo escribir y reiterarles toda mi gratitud".