Zamora arde en la prensa internacional: no queremos ser conocidos por nuestras tragedias

portadas fuego puercas
La imagen de Zamora, tierra de historia milenaria, patrimonio único y naturaleza privilegiada, está dando la vuelta al mundo… pero no por sus virtudes.

La devastadora oleada de incendios que golpea la provincia y el resto de Castilla y León ha convertido a nuestra tierra en noticia en medios internacionales como The Guardian, Reuters y/o El País. Y, una vez más, no por lo que somos, sino por lo que estamos perdiendo.

Medios como The Guardian describen cómo el sur de Europa “sufre bajo una ola de calor letal” con temperaturas que superan los 44 ºC, y cómo en España estos extremos meteorológicos se han visto agravados por el fuego que arrasa bosques y amenaza pueblos enteros (The Guardian).

En Reuters, los titulares son demoledores: “Los incendios avivados por la ola de calor y los fuertes vientos arrasan Europa” y “Muere un bombero voluntario mientras los incendios en España se descontrolan” (Reuters 1, Reuters 2). También informan sobre la detención de un presunto pirómano relacionado con uno de los fuegos de Zamora, recordándonos que, más allá de la meteorología, existe un enemigo mucho más peligroso: el ser humano (Reuters 3).

Incluso El País advierte que el incendio de Zamora podría ser uno de los mayores registrados en España en las últimas décadas, con un perímetro que, si se confirma, lo situaría entre los más devastadores de nuestra historia reciente (El País).

La tragedia no puede ser nuestra carta de presentación

Zamora no puede, ni debe, ser conocida solo por sus desgracias. Somos románico, gastronomía, tradición y paisaje; no un mapa de cenizas. Pero cuando las llamas se llevan vidas, viviendas, ganado y hectáreas de monte, y la única imagen que proyectamos al mundo es la de la catástrofe, es inevitable preguntarse por qué no se habla igual de lo que nos hace grandes.

Porque la realidad es incómoda: la mayor parte de estos incendios tienen detrás una mano humana, ya sea por imprudencia o por puro acto criminal. Y, cuando no es un mechero el que los inicia, es la falta de prevención, planificación y recursos lo que los convierte en monstruos imparables.

Mientras los titulares internacionales muestran la magnitud del desastre, en casa se sigue discutiendo sobre competencias, se señalan unos a otros y se repite la misma historia de cada verano: cuadrillas insuficientes, medios aéreos que no trabajan de noche y protocolos que parecen llegar siempre tarde.

Ni olvido ni resignación

La proyección mediática mundial de esta tragedia debería servir como llamada de atención. No para que nos compadezcan, sino para que las administraciones —locales, autonómicas y estatales— afronten de una vez el problema de raíz. Porque si seguimos permitiendo que el monte sea pasto de las llamas cada verano, el futuro no será una portada con un incendio, sino un vacío irreversible.

Zamora tiene que ser noticia por sus pueblos vivos, su patrimonio intacto y su campo productivo. No por una columna de humo que, desde hace días, se ve desde el espacio.