Editorial | La Flotilla Global Sumud y la vergüenza internacional

Flotilla Global Sumud
La interceptación en aguas del Mediterráneo de la Flotilla Global Sumud por parte de la Armada israelí no es solo un ataque contra un grupo de activistas: es un golpe directo contra el derecho internacional, la solidaridad y la dignidad humana.

Los barcos, cargados de ayuda humanitaria, tenían como destino Gaza, un territorio asfixiado por el bloqueo, castigado por los bombardeos y sometido a una crisis humanitaria sin precedentes. Israel justifica su intervención alegando que la flotilla se dirigía a “una zona de combate activa”. Pero lo que se esconde tras esa excusa es la determinación de impedir que el mundo vea, que el mundo ayude y que el mundo actúe.

Greta Thunberg, símbolo incómodo

Entre los detenidos se encuentra la activista sueca Greta Thunberg, una figura incómoda para gobiernos y corporaciones, que hoy vuelve a demostrar que alzar la voz por la justicia no conoce fronteras. Su presencia ha servido de altavoz para una misión pacífica que buscaba llevar esperanza donde solo hay ruinas y desesperación.

Detener a Thunberg y al resto de activistas no es solo un acto ilegal, es un mensaje de intimidación al movimiento internacional de solidaridad: quien intente ayudar a Palestina será silenciado, incluso en alta mar.

Europa en la calle, los gobiernos en silencio

Mientras tanto, Berlín, Madrid, Barcelona, Roma, Nápoles, Atenas o Bruselas ardieron anoche con protestas que exigían la liberación inmediata de los detenidos. Miles de voces recordaron algo tan obvio como incómodo: callar ante la barbarie es ser cómplice.

Y sin embargo, los grandes gobiernos europeos siguen atrapados en un silencio cobarde, más preocupados por sus equilibrios diplomáticos que por defender los principios más básicos de humanidad y legalidad internacional.

Zamora News se posiciona

Desde Zamora News no tenemos dudas: nos posicionamos con las causas justas y contra la barbarie. Lo ocurrido no es un episodio aislado, sino parte de un genocidio que la ONU ha señalado de forma inequívoca.

La detención de la Flotilla Global Sumud es la prueba más reciente de un modelo de impunidad que se repite una y otra vez. Los activistas no llevaban armas. No representaban amenaza alguna. Solo llevaban ayuda, solidaridad y una denuncia contra el apartheid israelí.

Por eso lo ocurrido no puede quedar enterrado entre comunicados tibios. Es hora de hablar claro:

La detención es ilegal.

La represión de la solidaridad es indecente.

Y el bloqueo a Gaza es un crimen que ninguna excusa militar puede blanquear.

Israel no necesita más cómplices silenciosos. Palestina necesita acción, justicia y libertad.