Rufo Martínez, presidente de la Cofradía del Silencio: "Cumplir cien años no pasa todos los días: esta procesión será digna del momento"

Juramento del Silencio. Semana Santa 2022
Ya no hay museo ni carpas en la Plaza Claudio Moyano, así que el recorrido nos llevará directamente por las rúas hasta la Catedral. Eso hará que la procesión se alargue unos treinta minutos

En este 2025, la Cofradía del Silencio cumple cien años. Hablamos con Rufo Martínez de Paz, presidente de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, sobre una procesión que este miércoles 16 de abril recorrerá las calles de Zamora. Rufo vive este centenario con emoción, pero con los pies en la tierra. Sabe que el Silencio no necesita estridencias para dejar huella. Su historia, su imagen, y el respeto de los hermanos ya hablan por sí solos. Este Miércoles Santo, Zamora volverá a contener la respiración.

Rufo Martínez, presidente de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las injurias

Pregunta: Este miércoles 16 de abril la Cofradía del Silencio celebra cien años. ¿Cómo se vive este aniversario tan especial?
Rufo Martínez de Paz: Con muchísima ilusión y responsabilidad. Cumplir cien años no es algo que suceda todos los días y, por tanto, tiene que ser una procesión especial, digna del momento histórico que estamos celebrando.

P: Una de las grandes diferencias con años anteriores es el cambio en el recorrido. Ya no terminará en el Museo de Semana Santa, sino en la Catedral. ¿Qué implica este cambio?
R.M.: Es una decisión que viene desde el Cabildo, que nos ha indicado que la imagen debe regresar a la Catedral. Así que este año el acto de entrega del Cristo será en el atrio de la Catedral. 

P: ¿Qué afectará al desarrollo habitual de la procesión?
R.M.: Ya no hay museo ni carpas en la Plaza Claudio Moyano, así que el recorrido nos llevará directamente por las rúas hasta la Catedral. Eso hará que la procesión se alargue unos treinta minutos. Calculamos que estaremos llegando a la Catedral sobre las 11 o 11:20 de la noche, y la entrega se hará alrededor de las 11:30 o incluso pasadas las 12.

P: ¿Qué previsiones meteorológicas manejan para ese día?
R.M.: Ahora mismo, parece que lloverá por la mañana, pero a partir de las tres de la tarde no se espera lluvia. Será una noche fresquita, sí, pero seca. El año pasado no pudimos salir, así que esperamos que este año tengamos mejor suerte. Lo único que no podemos comprar es el tiempo… aunque algún día igual se pueda (ríe). Mientras tanto, rezamos y confiamos en que el Cristo, que nos escucha todo el año, nos conceda esta más.

P: ¿Qué ocurrirá si finalmente llueve? ¿Cuál es el plan B?
R.M.: Sí, claro. Hay un protocolo de lluvia que elaboramos durante meses desde la Comisión de Planificación. Si llueve a la hora de la salida, como el año pasado, no se puede hacer nada: se suspende. No puedes tener a dos mil hermanos esperando bajo la lluvia en los jardines del Castillo.
Si hay previsión de lluvia pero no llueve en el momento, tenemos pensado un recorrido corto. Ya no tenemos el museo ni carpas cerca, así que si vemos que puede llover y estamos cerca de la plaza de Viriato, daremos la vuelta y volveremos por San Bernabé o, si es posible, directamente a la Catedral. Todo está previsto y cada jefe de sección sabe cómo actuar, sin necesidad de esperar instrucciones del presidente.

P: ¿Cuántos hermanos se espera que participen en esta procesión del centenario?
R.M.: Si no llueve, y aunque juegue el Real Madrid, que siempre nos resta alguno, esperamos superar los 2.000 hermanos. La última vez que salimos a la calle ya fuimos 2.000, y este año han entrado 100 nuevos, con muchas ganas de salir.

P: Hablemos del centenario. En la sede del Silencio están colgados los retratos de todos los presidentes. ¿Cuántos ha habido hasta ahora?
R.M.: Ocho. Todos han sido elegidos por los hermanos de manera democrática, incluso en épocas donde eso no era habitual. Cada cinco años, si no ocurre algo excepcional, se convoca una asamblea general extraordinaria para votar, siempre de forma secreta y presencial.

P: ¿Y cuántos años lleva usted como presidente?
R.M.: Diecisiete. Antes fui vicepresidente durante ocho años, nombrado por Jesús Payá. Tengo mandato hasta 2028 y, si Dios quiere, ese año dejaré el cargo. Veinte años como presidente me parecen más que suficientes. No hay que perpetuarse. Hay hermanos con ilusión y capacidad para tomar el relevo. Yo seré un hermano más, aunque ya no esté en la fila porque fui mayordomo y eso me da derecho a la capa blanca de mérito.

P: Este aniversario invita también a mirar atrás. ¿Cómo ha cambiado la cofradía en estos cien años?
R.M.: Muchísimo. Las cofradías son reflejo de su época. La Zamora de 1925 no tiene nada que ver con la de ahora. Aquella cofradía nació con urgencia, en poco más de mes y medio, para poder volver a sacar al Cristo después de décadas sin hacerlo. Se creó una cofradía desde cero, con cien entusiastas que incluso pagaron sus túnicas. El silencio, que ahora es nuestra seña de identidad, fue en origen una imposición.
Con los años, la sociedad ha cambiado, y la cofradía también. Hoy somos una hermandad mixta, sin distinción de sexo. Las mujeres están en las mismas listas que los hombres, sin cuotas ni diferenciaciones. Es uno de los grandes avances que ha traído el tiempo.

P: Este año, ¿habrá algo especial en el juramento?
R.M.: El juramento será igual que otros años. Pero tenemos el honor de que el obispo accediera a hacer la plegaria. Sabíamos que era la persona que debía hacerlo en este centenario, y así será.