Dejar la ciudad para recuperar el tiempo perdido: una familia reinventa su vida en Villanueva de Valrojo
En tiempos donde la despoblación rural es una constante, hay quienes deciden remar a contracorriente. Es el caso de Julia, su marido Juanan y su hijo Víctor, una familia que ha cambiado la vorágine de Barcelona por la tranquilidad de Villanueva de Valrojo, una de las localidades más bellas y frías de la provincia de Zamora. Lo han hecho por calidad de vida, por encontrar un futuro más estable y por la convicción de que en el pueblo se puede vivir bien, trabajar y disfrutar del tiempo sin perderlo en interminables desplazamientos.
El pueblo como hogar y centro de trabajo
Para Julia y su marido, ambos de 54 años, la decisión no fue impulsiva. La idea de establecerse en un lugar más tranquilo comenzó a tomar forma como un proyecto de jubilación anticipada, pero con la posibilidad de seguir siendo activos y trabajar. “No puedes esperar a los 60 años para planear qué harás a los 64. Mientras podamos ser activos, queremos organizarnos para una vida tranquila”, explica Julia.
Desde su llegada, han trasladado su empresa a Villanueva de Valrojo, una localidad con menos de 100 habitantes que en verano quintuplica su población. Aquí no existen los largos desplazamientos que devoran el tiempo en las grandes ciudades: su lugar de trabajo está a pocos pasos de casa, lo que les permite recuperar horas de vida y disfrutar de su entorno sin el estrés diario del tráfico y las distancias interminables.
El reto de la educación y la movilidad
Su hijo Víctor, de 16 años, afronta el reto de desplazarse diariamente a Benavente para completar sus estudios de automoción. Lo hace en un coche sin carnet, recorriendo alrededor de 110 kilómetros al día. A pesar del esfuerzo, se muestra feliz con la nueva vida: “Aquí estoy muy bien”, dice con una sonrisa.
El joven, apasionado por el motor, no solo estudia automoción, sino que ya está involucrado en la competición. Prepara un Nissan Micra para correr en rallys y participa en pruebas de Car Cross. Su padre, que comparte su afición, le ayuda en la parte técnica, mientras que su madre se encarga de la organización y la logística. “Disfruto mucho de las carreras, y estoy aprendiendo mucho”, cuenta Víctor con entusiasmo.
Pros y contras de la vida rural
Mudarse al pueblo ha supuesto un cambio radical en su día a día. Para la familia, una de las grandes ventajas es la tranquilidad y el sentido de comunidad. “Dejar el coche con las llaves puestas, que un vecino te regale huevos por la mañana… esas cosas no ocurren en la ciudad”, dice Julia.
Sin embargo, también son conscientes de las dificultades. “Aquí todo cuesta más: hay menos gente, menos infraestructuras y los trámites pueden ser más lentos. Pero la ventaja es que la poca gente que hay está comprometida”, explica el marido de Julia, quien ve la vida en el pueblo como un reto, pero también como una gran oportunidad.
Villanueva de Valrojo: un rincón de la Sierra de la Culebra
La familia ha elegido Villanueva de Valrojo, una localidad situada en la Sierra de la Culebra. Conocida por su clima extremo, es un lugar donde el invierno es crudo, pero la hospitalidad de sus habitantes hace que el ambiente sea cálido. Además, el pueblo es célebre por sus antruejos de invierno y por su entorno natural, lo que lo convierte en un refugio perfecto para quienes buscan una vida más pausada.
El arraigo de Julia con Zamora y la conexión con su familia facilitaron la transición. Su marido, con raíces salmantinas, también ha encontrado en el pueblo un lugar ideal para desarrollar su proyecto de vida. A pesar de los desafíos, sienten que tomaron la decisión correcta.
Ganar tiempo, ganar vida
Uno de los mayores cambios que ha supuesto la mudanza es la recuperación del tiempo. En Barcelona, los desplazamientos al trabajo y al colegio implicaban perder varias horas al día en tráfico y transporte público. Ahora, esas horas se transforman en momentos en familia, en paseos por la naturaleza o en un simple descanso sin el agobio del estrés urbano.
“La diferencia entre pasar hora y media en un atasco o invertir ese tiempo en estar con los tuyos no tiene precio. Aquí cada minuto cuenta, y lo aprovechamos de otra manera”, explican.
Una apuesta por el futuro
Para esta familia, el regreso al pueblo no es un paso atrás, sino una apuesta de futuro. “Es trasladar una familia, un negocio, un hijo de 16 años… No es fácil, pero lo hemos hecho convencidos”, afirman, ya que la decisión vino de los tres en democracia, la votación fue unánime. Vendieron su casa cerca de Hospitalet y lo hicieron para no volver y apostar por salir adelante en un pueblo de la Zamora vaciada, todo un complicado peritaje, que les ha llevado a construir una nave para su trabajo y también una casa para asentarse definitivamente.
A medida que más personas buscan alternativas a la vida en las grandes ciudades, historias como la de Julia y su familia demuestran que es posible encontrar oportunidades en la España rural. Con esfuerzo, planificación y espíritu emprendedor, han conseguido construir un nuevo hogar en Villanueva de Valrojo, un lugar donde el frío no se siente tanto cuando la acogida es cálida.
Ellos están encantados de la soledad del pueblo, y claro está que vendieron todo para no volver a la vorágine de la gran ciudad. Son aventureros y han trabajado siempre para poder disfrutar de su tiempo libre, ahora la conjunción es mayor y la cercanía y el proyecto de su nueva vida en el pueblo llena de alegrías y sonrisas a este trío familiar de charla amable y tranquila.
No solo ellos se han vuelto al pueblo sino que hay otras dos historias, una de otro catalán de Reus que se ha vuelto al pueblo tras pasar unas vacaciones Villanueva se enamoró de la zona y aquí vive. Otra familia de Madrid que también se han contagiado de este renacer tan importante de una vida plena y mucho más tranquila, sin ese cáncer que se llama estrés y que se lleva miles de vidas al año.
En los pueblos de la Zamora vacia hay quien opta por llenarla, que el ejemplo cunda y que las posibilidades son muchas, lo dicen las familias que ahora disfrutan de una paz y una calidad de vida que en Barcelona o Madrid...naranjas de la China.
Su negocio el merchandising y la rotulación
"No es fácil dejarlo todo y claro hay clientes que aún tenemos allí, pero creemos que aquí también es factible el poder salir adelante". Una nueva oportunidad para esta familia que ha montado en su garaje la empresa y que ahora construllen para ellos una serie de operarios con los que les une también la amistad.
Julia es la más comercial del grupo y asegura que el año pasado salió a conocer un poco más las posibilidades y resulta que los encargos de camisetas para las peñas las contaron por cientos. Este año esperan tener para el verano su nave lista y poder desde allí cubrir las necesidades que seguro siguen siendo muchas para los vecinos de las localidades cercanas.