Tierra de Sabores | Exquisiteza: el arte de lo pequeño
Tierra de Sabores | Exquisiteza: el arte de lo pequeño
El sabor de una provincia que se defiende con las manos
En Zamora, los grandes proyectos no siempre nacen de los grandes números. A veces surgen del trabajo callado, de la constancia y del amor por la tierra. En cada pueblo, en cada taller artesanal, en cada cocina familiar, hay hombres y mujeres que siguen haciendo las cosas como antes: con tiempo, respeto y corazón.
De esa filosofía nace Exquisiteza, el marchamo de calidad que agrupa a 32 pequeños productores zamoranos bajo una misma identidad. Un proyecto que une tradición e innovación y que demuestra que la provincia puede presumir de calidad sin necesidad de perder su alma rural.
Una marca con propósito: el valor de los pequeños productores
Exquisiteza es mucho más que una etiqueta. Es un movimiento, un símbolo y una defensa del modo de vida de los pueblos de Zamora.
Creada con el impulso de la Diputación de Zamora y la Asociación PINZA (Pequeños Productores Independientes de Zamora), esta marca sirve de paraguas para quienes mantienen viva la producción agroalimentaria artesanal, sostenible y de cercanía.
Bajo su sello conviven queserías familiares, apicultores, productores de aceite, cerveceros artesanos, viticultores, elaboradores de mermeladas, licores, chocolates, embutidos, huevos camperos, vermuts o ancas de rana. Todos ellos tienen algo en común: trabajan desde el medio rural, con materias primas locales y con el compromiso de fijar población y generar riqueza en la provincia.
Cada producto es una historia. Detrás de cada tarro, botella o tableta hay un rostro, una familia, un acento zamorano que lucha contra la despoblación con la mejor arma posible: la calidad.
Tradición y vanguardia, de la despensa al plato
Uno de los grandes aciertos de Exquisiteza es haber sabido vincular el producto al cocinero.
Los chefs zamoranos, muchos de ellos reconocidos dentro y fuera de la provincia, han encontrado en esta marca una fuente inagotable de inspiración.
Restaurantes como El Ermitaño (Benavente, estrella Michelin), Lera (Castroverde de Campos), España (Fermoselle) o Rey Don Sancho (Zamora capital) han colaborado en showcookings, catas y maridajes que demuestran cómo la excelencia gastronómica puede nacer en los pueblos más pequeños.
De esa simbiosis entre productor y cocinero surge el nuevo relato gastronómico de Zamora: un relato que mira al futuro sin olvidar la tradición, y que convierte a la provincia en un territorio de innovación rural.
De la trucha de Sanabria al vino de Toro, del aceite de los Arribes a la miel de Aliste, cada producto de Exquisiteza es un embajador del sabor zamorano.
La filosofía del kilómetro cero
En tiempos de globalización y consumo acelerado, Exquisiteza reivindica el kilómetro cero como valor esencial.
Los productores que forman parte del proyecto no compiten entre sí: colaboran, comparten, se apoyan.
Su modelo de distribución de “cadena corta” fomenta el contacto directo entre quien elabora y quien compra, generando confianza, trazabilidad y sostenibilidad.
Estos productores no solo ofrecen alimentos, sino también una experiencia: la de volver a saber de dónde viene lo que comemos.
Una miel recogida en las colmenas de Rabanales, un queso curado con leche de cabra de Sayago, un licor de endrinas de Sanabria o un chorizo ahumado en los valles de Aliste no son solo productos: son territorio en estado puro.
El escaparate de la excelencia
Desde su creación, Exquisiteza ha puesto en marcha numerosas acciones para dar a conocer el talento agroalimentario zamorano.
Catas, ferias, showcookings, maridajes y presentaciones gastronómicas en congresos nacionales han servido para acercar al público los valores de esta marca: el trabajo artesanal, el respeto por el entorno y la pasión por lo local.
La marca también actúa como plataforma de promoción colectiva, permitiendo que productores de pequeña escala accedan a mercados más amplios, tanto dentro como fuera de Castilla y León.
Su presencia en ferias nacionales como Salón Gourmets o Madrid Fusión ha permitido que la provincia gane visibilidad en el mapa gastronómico de España.
El nombre “Exquisiteza” no es casual: combina la idea de “exquisito” con la delicadeza y la honestidad de quien trabaja con las manos.
Cada etiqueta, cada envase, es una declaración de intenciones: hacer las cosas bien, sin prisas, y con respeto a la tierra.
Un homenaje al origen
El lema de Exquisiteza podría resumirse en una frase sencilla:
“Producir en el pueblo, para que el pueblo viva.”
En un contexto donde la despoblación rural amenaza con borrar del mapa a muchas localidades, proyectos como este son auténticos faros de esperanza.
Cada productor que se mantiene activo es una familia más que no se marcha, un taller que sigue encendido, una historia que continúa.
Zamora ha sabido comprender que la gastronomía puede ser también una herramienta de desarrollo económico y social.
El sector agroalimentario, apoyado por la Diputación Provincial y por sellos como Alimentos de Zamora o Exquisiteza, es hoy un pilar estratégico para mantener vivo el medio rural y proyectar al exterior la imagen de una provincia moderna, sostenible y con raíces.
El futuro se cocina en los pueblos
Exquisiteza no es una moda: es una apuesta de largo recorrido.
La nueva generación de productores zamoranos entiende la importancia de combinar la tradición artesanal con la innovación tecnológica, de abrir canales online, de comunicar su historia y de convertir cada producto en una experiencia auténtica.
El horizonte es claro: consolidar una red de microempresas rurales que trabajen bajo criterios de sostenibilidad, autenticidad y excelencia.
En un mundo donde lo pequeño cada vez vale más, Zamora ha sabido poner en valor su mayor tesoro: su gente.
Exquisiteza: el alma rural que se saborea
Quien prueba un producto de Exquisiteza no solo degusta su sabor, sino todo lo que representa: el esfuerzo de quien ordeña, recolecta o embotella; el paisaje que lo vio nacer; y la esperanza de una provincia que no se rinde.
Es el sabor del origen, del trabajo bien hecho y del futuro que se construye desde lo local.
En cada queso, en cada bote de miel o en cada sorbo de vino hay un mensaje claro:
Zamora sabe. Zamora cuida. Zamora produce.
Y lo hace con una exquisitez que ya es marca registrada.