José Antonio Peña, el corazón del fútbol base en Zamora
En un mundo donde el éxito se mide a menudo en trofeos, estadísticas o contratos millonarios, hay figuras que brillan en los márgenes del foco mediático, allí donde se forma el verdadero tejido del deporte: en el fútbol base. José Antonio Peña, entrenador del Club Amistad 2000, es una de esas personas imprescindibles. Este 11 de junio cumple 49 años y lo hace como ha vivido siempre: con las botas puestas, la voz desgarrada y el alma entregada a sus jugadores.
Electricista de profesión, futbolista veterano por convicción y entrenador por vocación, Peña ha dedicado décadas al fútbol base en Zamora. Su trayectoria va mucho más allá de los banquillos. En cada sesión, en cada partido, en cada conversación a pie de campo, transmite valores que no aparecen en el acta: respeto, esfuerzo, humildad, disciplina y compañerismo.
Quienes le conocen lo resumen con una palabra: "espabila". Un grito firme, sí, pero lleno de afecto, de esa mezcla única entre exigencia y cariño que solo los grandes educadores saben conjugar. Porque Peña no solo entrena: forma personas.
Su familia, impregnada de su pasión, también refleja ese compromiso con el deporte y el juego limpio. Su hijo Izan es árbitro; su hija Andrea, entrenadora; y su compañera de vida, Ana, ha sido siempre su pilar silencioso, cómplice de horas de campo, viajes y sacrificios que no figuran en las crónicas.
El Club Amistad 2000 no se entiende sin él. Y viceversa. Peña ha sido formador de generaciones, referente de fair play, amigo de sus jugadores y puente entre familias, árbitros y rivales. Sus equipos no solo compiten: respetan, ayudan, animan. Y cuando ganan, celebran. Pero cuando pierden, aprenden. Ese es el legado que construye día a día.
Desde Zamora News, y en nombre de decenas de padres, madres, compañeros y jugadores que han compartido vestuario y valores con él, queremos felicitar a José Antonio Peña, el míster incansable, el hombre tranquilo que hace del fútbol una escuela de vida.
Zamora sigue en deuda con quienes, como él, entrenan el alma tanto como las piernas. ¡Felicidades, míster! y como no ¡ESPABILA! QUE YA TIENES CASI MEDIO SIGLO...