Eduardo Ortega: "La cultura tiene que estar accesible a todo el mundo"
El violinista Eduardo Ortega visita esta noche el Teatro Principal con sus compañeros de Yllana y Ara Malikian para representar Pagagnini, cuatro años después de estar en Zamora. Con motivo de esta visita, Ortega atiende a Zamora News para valorar la situación de la industria musical y sus retos profesionales.
Hace cuatro años que representó Pagagnini en el Teatro Principal. ¿Cómo afronta su regreso a Zamora?
Con muchas ganas. Nos gusta mucho repetir en las plazas y es un honor volver al Teatro Principal de Zamora porque es un teatro maravilloso, el público nos trató muy bien y tenemos un buen recuerdo de la última vez que estuvimos en Zamora.
De aquella función a la de hoy, ¿en qué ha cambiado la obra? ¿Siguen los mismos miembros?
El espectáculo siempre va cambiando algo. En esencia "Pagagnini" es un espectáculo hecho. Es el mismo espectáculo pero está vivo, van cambiando cosas según el espectáculo va viajando y nunca es el mismo espectáculo. Nunca es el mismo show aunque nos lo propongamos, siempre sale diferente. Hemos cambiado el violonchelista. Es Gueorgui Fourdnajev, un músico impresionante que se ha adaptado perfectamente y que lleva 2 años con nosotros.
¿Cómo adaptan Pagagnini en función del país en el que actuan?
Cuando eso ha pasado ha sido de forma espontánea. En la obra se dicen palabras o expresiones que a veces se dicen en taiwanés, chino, japonés... si surge durante la estancia. También hay una voz en off que presenta las piezas en varios idiomas para que la gente entienda las pequeñas locuciones. Pero incorporar elementos, siempre que podemos hacerlo lo hacemos.
¿Cómo ve en España la situación de la industria musical?
Hemos estado equivocados con algunos conceptos de equiparar la industria musical a la música clásica. Parecían un solo ente y la industria es una cosa y la música otra. La industria no es eterna y la música nos precede y nos sobrevivirá. La música es un concepto más elevado que la industria. A mi lo que me parece es que ha habido una crisis en la industria y no en la música, con lo cual eso ha forzado que se mantengan a flote proyectos que realmente no dependían tanto de la industria y sí de su calidad.
Creo que aunque parece un desastre la crisis en la industria, a la música no le ha hecho tanto daño. Pero sí es verdad que el músico merece que haya una regulación clara y estable que le permita ganarse la vida con su trabajo.
¿Y sobre el IVA cultural o la piratería?
El IVA cultural lo que hace es que la cultura o la música parezcan un artículo de lujo. Cuando realmente es un derecho fundamental, especialmente para las familias que son las que más gastos tienen que soportar. Para una persona individual puede ser más accesible pero las familias deben poder consumir cultura sin tener que soportar el IVA sin que sea una joya. Tiene que estar accesible a todo el mundo.
¿En otros países ve mejor la situación en el extranjero?
No siempre. Hemos estado en muchos sitios donde el IVA de las entradas es mucho más barato, donde te encuentras iniciativas culturales, música en la calle, familias disfrutando en un parque de un festival de jazz, conciertos simples de gran calidad sin que sean a un precio costoso... Eso en España no es que no pase, es que pasa lo contrario: la gente que va a la escuela de música del barrio se la encuentra cerrada, no hay dinero para los profesores... Hay una política que parece que va en contra de todas estas iniciativas culturales de barrio, accesibles, que impiden que puedan sobrevivir.
¿Y volver a practicar con otros instrumentos además del violín?
Pues la verdad es que no me siento muy violinista. Me gano la vida con él pero siento más músico que violinista. Me gusta muchísimo tocar la mandolina, la guitarra, el piano, la armónica... me gusta hacer música. Y lo que más me gusta es escribir música, lo que estoy haciendo ahora, que estoy estudiando composición de bandas sonoras y es una de mis pasiones. Y Pagagnini nos deja espacio para todo.