Bragança revive su Carnaval más ancestral con la Quema del Diablo y la participación de las mascaradas zamoranas
En una jornada que fusiona tradición, fuego y cultura popular, la máscara ha sido la gran protagonista de Tras-os-Montes y de la provincia de Zamora.
El 1 de marzo, las calles del casco histórico de Bragança se llenaron de misterio y folclore con el desfile de los Caretos, que partió desde la Plaza Cavaleiro de Ferreira a las 17:00 horas y recorrió las principales arterias de la ciudad. En él participaron grupos de mascaradas de toda Portugal y España, incluyendo representaciones zamoranas, que volvieron a demostrar el fuerte vínculo cultural entre ambas regiones.
Zamora, presente en la gran fiesta de la máscara
Las mascaradas de Zamora no faltaron a esta cita transfronteriza. Vigo de Sanabria y su emblemática Visparra fueron la delegación más numerosa, pero también acudieron otras representaciones de la provincia y localidades cercanas a la raya portuguesa, como la Obisparra o el Zangarrón de Montamarta, también los Carochos de Rio Frío de Aliste conformaron la presencia zamorana, fortaleciendo los lazos entre Bragança y Zamora.
Tras la suspensión del desfile el año pasado debido al paso de la tormenta Karlotta, la edición de 2024 se vivió con mayor entusiasmo y participación, recuperando el esplendor de una celebración que convierte a Bragança en la capital de la máscara de Tras-os-Montes y, por extensión, en un punto de encuentro cultural para Zamora y Portugal.
La Quema del Diablo, un ritual de fuego y purificación
El momento cumbre del evento llegó a las 18:00 horas en la Plaza del Castillo, donde se llevó a cabo la Quema del Diablo, un ritual ancestral en el que el fuego simboliza la expulsión de los malos espíritus y la llegada de un nuevo ciclo. Con el frío de la tarde cayendo sobre Bragança, las llamas iluminaron el casco histórico, dando paso a una noche de celebración, música y hermandad.
Una despedida con sabor a tradición y reencuentro
Como broche final, los mascarados de ambos lados de la frontera compartieron una cena de convivencia, reafirmando el espíritu de esta fiesta única. Bragança y Zamora, unidas por la tradición de la máscara, han vuelto a encontrarse en una celebración que sigue creciendo y consolidándose año tras año.
El fuego se apagó, pero el espíritu de los Caretos y las mascaradas seguirá vivo hasta el próximo Carnaval.