Villaralbo celebra su tradicional arroz a la zamorana con el corazón puesto en las comarcas afectadas por el fuego

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La Plaza de la Iglesia de Villaralbo volvió a llenarse este jueves de largas mesas, risas y reencuentros para acoger una de las citas más esperadas de sus fiestas: la cena popular de arroz a la zamorana.

Familias enteras, amigos de toda la vida y vecinos recién llegados compartieron un menú de sabores de siempre, cocinado con esmero y ofrecido a precios populares, en un ambiente que destilaba unidad y orgullo por las tradiciones.

La cita, que ya se ha convertido en un clásico dentro del programa festivo, no fue solo una celebración gastronómica, sino también un símbolo de unión entre los villaralbinos. Este año, la organización tuvo un gesto especial de respeto y solidaridad: se suspendieron los fuegos artificiales previstos para el cierre de las fiestas, en recuerdo y apoyo a las zonas de la provincia que estos días sufren la dureza de los incendios forestales.

La Carballeda, Sanabria y Aliste estuvieron muy presentes en las conversaciones y en el ánimo de los asistentes. Entre plato y plato, hubo palabras de aliento para los vecinos evacuados y para los equipos que trabajan sin descanso en la extinción.

Anoche, el arroz festivo llenó las barrigas de todos los comensales, pero el alma de Villaralbo estuvo con quienes, a pocos kilómetros, luchan por salvar sus casas, su entorno y su forma de vida.