Venialbo celebra el Baile del Niño en honor a San Juan con gran devoción

Baile del Niño Venialbo 2
La festividad, que combina religiosidad y tradición, reúne a vecinos y visitantes en un acto solemne lleno de colorido y música

El municipio de Venialbo, ubicado en el corazón de la Tierra del Vino, ha celebrado la festividad de San Juan con la emblemática procesión del Baile del Niño, una tradición profundamente arraigada en la localidad y considerada Fiesta de Interés Turístico Regional. Este evento, que se realiza el 27 de diciembre, ha perdurado a lo largo de los siglos y es uno de los símbolos más representativos del pueblo.

El origen del Baile del Niño se remonta a la repoblación de la zona tras la expulsión de los judíos, cuando las jotas cantábricas llegaron a Venialbo. Esta fiesta, que formaba parte de las celebraciones invernales de la villa junto con Nochebuena, Navidad, San Esteban y los Santos Inocentes, destaca por su devoción religiosa. Los participantes, con gran fervor, expresan su adoración al Niño Jesús, al que rinden homenaje en un baile solemne y elegante, marcado por la religiosidad y el respeto hacia la imagen.

Baile del Niño Venialbo

La procesión comienza tras la misa en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, recorriendo las calles de la localidad hasta llegar a la Ermita del Cristo de la Vera Cruz, en la zona alta del pueblo. Durante el trayecto, los danzantes, ataviados con trajes tradicionales, ejecutan el Baile del Niño, siempre de cara a la imagen sagrada que es portado por los más pequeños. En el pasado, solo los hombres participaban en este baile, pero hoy en día, tanto mujeres como niños también se unen a esta tradición, luciendo trajes regionales que aportan color y vistosidad a la procesión.

Al llegar a la ermita, se realizan las tradicionales “venias” y el grupo regresa a la iglesia para ofrecer un homenaje final al Niño Jesús, con la danza del “Floreo” en la Plaza de la Iglesia y un rezo conjunto. La fiesta culmina con la oración del Padrenuestro, el Ave María y el Credo, en un ambiente de recogimiento y respeto.