Toro revive su magia con el desfile de carrozas
Toro volvió a brillar este sábado con uno de los actos más esperados de sus fiestas de San Agustín: el tradicional desfile de carrozas.
Más de una docena de creaciones iluminadas recorrieron durante más de una hora las principales calles de la ciudad, dejando tras de sí un espectáculo de color, música e imaginación que conquistó a grandes y pequeños.
El desfile, convertido ya en un clásico de las fiestas toresanas, arrancó con fuerza gracias a la música de la Banda de Música La Lira, la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas de Toro, además de varias charangas y grupos de batucada que marcaron el ritmo festivo durante todo el recorrido.
Un viaje por civilizaciones y mundos de fantasía
La edición de este año tuvo un aire evocador, bajo el título oficioso de “La cabalgata de las civilizaciones”. Por las calles desfilaron faraones egipcios, princesas y guerreros de la antigua Roma y Grecia, además de alusiones a los países eslavos o al exotismo oriental con los tradicionales “chinitos”. La imaginación también abrió paso a mundos mágicos como el de las hadas y Nunca Jamás, personajes entrañables como Mickey y Minnie Mouse, y universos aventureros como los exploradores aviadores o los piratas de la Isla del Tesoro.
No faltó tampoco un guiño a la música con una carroza dedicada al mundo “hippie”, ni la evocación a la infancia y la fantasía a través de los duendes y personajes del imaginario popular.
Tradición y emoción
El desfile no solo destacó por la vistosidad de las carrozas, sino también por el trabajo de quienes hacen posible esta cita año tras año. Vecinos, asociaciones y colectivos se implicaron en la elaboración de cada detalle, recordando la figura de Rurro, el maestro carrocero, pionero en mantener viva esta tradición y en despertar la ilusión de generaciones de niños.
Con niños y niñas montados en carrozas engalanadas para la ocasión, acompañados por la música y la algarabía de las charangas, Toro volvió a demostrar que su fiesta es, ante todo, un encuentro intergeneracional donde la creatividad y la alegría se imponen al paso de las carrozas iluminadas.
Las imágenes de esta jornada festiva hablan por sí solas: Toro vivió una tarde mágica que quedará en la memoria de vecinos y visitantes.