Se llaman 'Viriatos'

Los enormes pendones o 'Viriatos' acudieron un año más a la ermita de la Virgen del Castillo (Fotos: Mercedes Gutiérrez)

Fariza, Argañín, Badilla, Cozcurrita, Mámoles, Palazuelo, Tudera y Zafara cumplen con la tradición secular de acudir a la ermita de la Virgen del Castillo en el primer domingo de junio.

Las localidades sayaguesas de Argañín, Badilla, Cozcurrita, Fariza, Mámoles, Palazuelo, Tudera y Zafara han acudido como cada primer domingo de junio con sus enormes pendones blancos o 'Viriatos' y sus Crucificados a la ermita de la Virgen del Castillo, en el término de Fariza, cumpliendo así con una ancestral romería que goza de la declaración de Interés Turístico Regional de la Junta de Castilla y León.

Bajo un calor abrasador que a veces amenaba con tormenta, cientos de romeros de la zona de La Raya y de toda la comarca de Sayago han acudido a Fariza y a la ermita para disfrutar de una jornada romera amenizada con la música tradicional de los alumnos y profesores de la Escuela de Folclore y que comenzaba por la mañana con la "procesión del Encuentro", en la que la Virgen del Castillo y el pendón de Fariza reciben a las comitivas llegadas desde los diferentes pueblos para unirse, ya por la tarde, en la romería de Los Viriatos y dirigirse a la ermita de la Virgen del Castillo.

Un año más los blancos pendones, rematados con los verdes ramilletes de "rusco" o "carrasco del diablo", han ondeado entre los árboles del camino. Tras el pendón de Fariza, que abría la procesión, desfilaban los de Cozcurrita, Mámoles, Palazuelo, Badilla, Tudera, Zafara y Argañín, seguidos de las pendonetas, cruces parroquiales y los Crucificados.

Cerraba el cortejo la imagen de la Virgen del Castillo, que ha recibido el cariño y la decodión de los numerosos romeros que han querido acompañarla en su día.El buen tiempo ha favorecido una notable afluencia a la ermita, si bien el intenso bochorno ha amenazado con tormentas a lo largo de la tarde, que concluían en lluvias en el camino de regreso para quienes, una vez finalizada la romería, tomaban el coche para regresar a sus localidades de origen y a Zamora capital.