Varices: causas, tratamientos y cómo afectan a la población

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Las varices son una de las afecciones venosas más comunes en todo el mundo. Se trata de dilataciones anormales de las venas que impiden el correcto retorno de la sangre al corazón, provocando molestias, cambios estéticos e incluso complicaciones de salud si no se tratan adecuadamente.

Aunque a menudo se consideran un problema meramente estético, la realidad es que detrás de ellas se esconden alteraciones circulatorias que conviene abordar a tiempo.

En ciudades donde la demanda de salud estética y funcional es cada vez mayor, contar con profesionales especializados resulta clave. Por ejemplo, quienes padecen este problema y buscan información o tratamientos sobre varices en Granada, Zamora, León o cualquier otra ciudad, pueden acceder a clínicas especializadas que combinan técnicas avanzadas y experiencia médica para mejorar la circulación y la calidad de vida de los pacientes.


Causas principales de la aparición de varices

El origen de las varices está en la insuficiencia venosa crónica, un trastorno en el que las válvulas internas de las venas pierden eficacia y no logran impulsar la sangre hacia arriba. Como consecuencia, esta se acumula en las venas de las piernas, generando dilataciones visibles y síntomas asociados.

Entre los factores de riesgo más habituales se encuentran:

  • Predisposición genética, ya que la debilidad venosa suele heredarse.

  • Sexo femenino, debido a la influencia hormonal y al embarazo.

  • Edad avanzada, que incrementa el desgaste natural de las venas.

  • Sedentarismo, que favorece la acumulación de sangre en las extremidades.

  • Profesiones con muchas horas de pie, como la hostelería o la docencia.

  • Obesidad y sobrepeso, que añaden presión extra al sistema venoso.

La combinación de varios de estos factores aumenta significativamente la probabilidad de desarrollar varices a lo largo de la vida.


Síntomas y cómo afectan al día a día

Las varices no solo suponen un problema estético. En muchos casos, generan un conjunto de síntomas que afectan directamente al bienestar de las personas:

  • Pesadez y cansancio en las piernas, especialmente al final del día.

  • Dolor localizado que se incrementa con el calor o tras largos periodos de inactividad.

  • Hinchazón de tobillos y sensación de tirantez.

  • Calambres nocturnos que interrumpen el descanso.

  • Picor y escozor en la zona afectada.

Estos síntomas no deben pasarse por alto, ya que la insuficiencia venosa puede evolucionar hacia complicaciones mayores como úlceras varicosas, flebitis o trombosis.


Impacto de las varices en la población

El alcance de las varices es significativo: se estima que entre el 20 % y el 30 % de la población adulta las padece en algún grado. La prevalencia aumenta con la edad y afecta de manera especial a mujeres, aunque los hombres no están exentos.

Más allá de lo físico, las varices también repercuten en la esfera psicológica y social. Muchas personas limitan el uso de ropa que deja al descubierto las piernas por vergüenza o incomodidad, lo que afecta a su autoestima. Asimismo, el dolor y la pesadez condicionan la práctica de actividades deportivas o incluso las rutinas laborales.

En este contexto, los tratamientos actuales se convierten en una herramienta esencial no solo para mejorar la salud venosa, sino también para devolver calidad de vida a quienes las sufren.


Tratamientos contra las varices

Durante años, el abordaje de las varices se centraba en medidas conservadoras o cirugías invasivas. Sin embargo, la medicina actual ofrece soluciones más variadas y efectivas.

Tratamientos conservadores

  • Medias de compresión, recomendadas para mejorar el retorno venoso y reducir los síntomas.

  • Ejercicio moderado, mantener las piernas elevadas y evitar el sobrepeso.

Aunque estas medidas no eliminan las varices, sí ayudan a controlar su evolución.

Tratamientos médicos mínimamente invasivos

  • Escleroterapia con microespuma: se inyecta una sustancia que colapsa la vena afectada.

  • Láser endovenoso: utiliza energía térmica para cerrar la vena dañada.

  • Radiofrecuencia, con un efecto similar al láser pero mediante ondas electromagnéticas.

Son procedimientos ambulatorios, con recuperación rápida y resultados visibles en pocas semanas.

Cirugía tradicional

Cuando las varices son muy avanzadas, la cirugía sigue siendo una opción. El stripping venoso, que consiste en extraer la vena afectada, se reserva para casos graves en los que las técnicas menos invasivas no resultan suficientes.


Prevención y autocuidado

Aunque no siempre es posible evitar la aparición de varices, sí existen medidas que reducen su riesgo o retrasan su evolución:

  • Practicar actividad física regular como caminar o nadar.

  • Evitar pasar muchas horas sentado o de pie sin moverse.

  • Mantener un peso saludable.

  • Seguir una alimentación equilibrada rica en fibra y baja en sal.

  • Usar ropa y calzado cómodos, que no dificulten la circulación.

  • Aplicar duchas de agua fría en las piernas para activar la circulación.


La importancia de acudir a un especialista

El diagnóstico temprano es fundamental. Un especialista en angiología o cirugía vascular evalúa cada caso mediante pruebas como la ecografía Doppler, que analiza el estado de las venas en tiempo real.

La clave está en un abordaje personalizado, con técnicas modernas y seguras, evitando el riesgo de recurrir a remedios caseros o sin evidencia científica.


Varices y calidad de vida

Más allá de lo médico, abordar las varices significa recuperar confianza y bienestar. La mejora estética es importante, pero lo es aún más la reducción de síntomas como el dolor y la pesadez, que limitan las actividades cotidianas.

En definitiva, las varices no deben verse como un mal inevitable del envejecimiento, sino como un desafío de salud con soluciones accesibles y efectivas.