Sin Ramiro no hay paraíso

Ramiro se prepara para lanzar un siete metros | Foto Zamora News

Seguro que recuerdan aquella serie de Telecinco tan exitosa que llevaba por título la sugerente y provocadora frase de “Sin tetas no hay paraíso”. Bueno, este artículo no pretende hacer una crítica o un minucioso análisis del inefable argumento de aquel culebrón que tanto gustó, especialmente, entre el público adolescente. Sin embargo, aquel título, sin duda lo más atinado de dicha ficción, venía a dejar claro un concepto, que no era otra cosa que para triunfar se necesitaba aquello que tira más que dos carretas. Lo crean o no, al Balonmano Zamora le está pasando un poco lo mismo esta temporada, salvo que el requisito indispensable para el éxito no es una parte del cuerpo, sino todo un cuerpo entero, para más señas el de Ramiro Martínez.

El extremo, reconvertido este año en lateral por las necesidades del equipo, está firmando una temporada espectacular a nivel individual. Sus cifras goleadoras, faceta por la que siempre destacó y que convenció al club pistacho para hacerse con sus servicios en el verano de 2018, han crecido notablemente respecto a la pasada temporada y su capacidad defensiva en el lateral le ha permitido al cuadro de Viriato cubrir una posición que se quedó un tanto coja con las salidas de Adrián el pasado verano.

Todo ello, sumado a la lesión de Octavio Magadán- central titular, máximo goleador y faro del Cuadro de Viriato durante su época más gloriosa-, le ha colocado en una posición de responsabilidad que el argentino ha asumido con total normalidad. Ahora mismo Ramiro Martínez es el mejor jugador del Balonmano Zamora y así lo atestiguan las estadísticas.

Máximo goleador del cuadro de Viriato

El extremo suma 89 goles en 19 partidos, los mismos que consiguió anotar en toda la pasada temporada regular (28 partidos). Obviamente, su porcentaje de acierto por partido se ha disparado: 5,56 dianas por encuentro, un incremento de más de dos goles respecto al curso pasado cuando promedió un total de 3,18 tantos por choque. Estas cifras lo colocan como el décimo máximo anotador de la División de Honor Plata, mientras que la temporada 2018/2019 finalizó en la 48º posición en dicho ranking.

Ramiro es la punta de lanza de un equipo que marcha octavo en la clasificación, pero que todavía sigue dejando muchas dudas, especialmente fuera de casa y en los minutos finales de los partidos (como ya le ocurrió en el empate ante el Barcelona B o el último encuentro en casa ante Teucro).

La evolución experimentada por el internacional argentino responde a multitud de factores, pero es inevitable pensar que las ausencias de Octavio (máximo goleador el pasado curso con 128 dianas y una media de 4,27 tantos) por lesión y del extremo Ceballos (segundo máximo anotador con 110 goles y 4,58 de promedio) tras abandonar el club el pasado verano han facilitado que Ramiro se pueda jugar más lanzamientos.

Si el argentino se resfría, los pistachos estornudan

Sin embargo, la importancia de Ramiro en “Los Guerreros de Viriato” no se mide tanto en la comparativa con el curso pasado con Octavio o Ceballos, sino en la diferencia con el resto de sus compañeros en el presente curso. Mientras que los tres máximos goleadores de la pasada temporada -Octavio, Ceballos y Ramiro- estaban separados por una media de un tanto por encuentro, este año la diferencia es de dos tantos: 1º Ramiro (89 goles y 5,56 de media); 2º Gastón (60 y 3,75); 3º Cubillas (60 y 3,16).

Es decir, el año pasado el reparto de goles era mucho más equitativo, mientras que en el presente curso la responsabilidad recae mucho más en un único hombre: Ramiro. Por tanto, si Ramiro se resfría, todo el Balonmano Zamora estornuda.

Todo lo anterior nos deja dos conclusiones: primera, Ramiro se encuentra en el mejor momento de su carrera en España; y dos, sin Ramiro no hay paraíso (para el Balonmano Zamora).