El Rutas del Vino firma un doloroso empate en el último minuto

Tocaba abandonar la seguridad y comodidad del juego local y poner rumbo a la capital. Boadilla acogía este sábado a un Rutas del Vino que llegaba eufórico tras su última victoria ante el colista, aunque con la responsabilidad de continuar sumando puntos, algo vital para la segunda fase y la lucha por la permanencia.

En un pabellón Rey Felipe VI completamente vacío por las restricciones derivadas de la Covid-19, los zamoranos arrancaron con firmeza el encuentro, manteniéndose en todo momento con el marcador por delante, pese a los intentos del Ikasa Balonmano Madrid que le iba a la zaga y que, pese a sus múltiples intentos, no lograba imponerse al conjunto de Ricardo Margareto. El encuentro se fue al descanso con un resultado relativamente ajustado, por 15 a 17, y que fue la tónica en los 30 minutos previos.

La segunda parte dejó actuaciones decisivas por parte del equipo pistacho –que vistió acorde a su calidad de visitante con su segunda equipación en color antracita/rosa- y que mostró a unos jugadores con las ideas claras. La coordinación unida a entradas directas contribuyeron a aumentar la distancia con el club madrileño durante los primeros minutos del encuentro, lo que daba aire a los de Margareto.

Al inicio del minuto 9, ya con el Ikasa pisándole los talones, una falta de los zamoranos estrechó el margen de maniobra para los de Margareto, a tan solo un gol por delante, pero que no logró achantar a los pistachos que rápidamente retomaron el pulso del encuentro.

No lo ponía fácil un Ikasa que, como avisó, también precisaba de esos dos puntos para seguir soñando. Sus jugadas no permitían dar ni un minuto de respiro a los visitantes, hasta el punto de que los madrileños se volvieron a meter en la pugna por la victoria ya con el cronómetro rozando la mitad de la segunda parte.

Aunque los de Margareto intentaron mantener el tipo y superar unos minutos de tensión máxima hasta el minuto 21, momento en el que lograron retomar la diferencia máxima de tres goles gracias a un acertado tanto de Jortos, un tanto que supuso un cambio de estrategia para el club local que pidió tiempo muerto.

Los últimos minutos llevaron la tensión a su punto álgido, con los madrileños aprovechando los errores finales de los pistachos lo que, unido a una falta final ya con el cronómetro marcando los 30 minutos y con tablas en el marcador a 34, amenazaba con decantar la balanza a favor del Ikasa. El disparo, que se dio de bruces con la barrera, logró evitar la derrota para los zamoranos que se van con un empato y un sabor agridulce al dejar escapar los dos puntos que acariciaron durante buena parte del encuentro pero que fueron incapaces de mantener hasta el pitido final.