El MMT Seguros cae ante Aragón y se complica el futuro (22-25)
Los pistacho dejaron de ver puerta en la segunda parte, encadenanto doce minutos sin anotar y perdieron una renta de dos goles que había puesto Camino con dos galopadas magistrales. El equipo fue víctima de los nervios y se diluyó en la parte final dejando en bandeja la victoria al equipo aragonés.
La que podía haber sido una fiesta, con el pabellón lleno, con la gente con muchas ganas de Asobal, se acabó convirtiendo en una tarde fría, desapacible, tanto fuera como dentro del Ángel Nieto. Y eso que druante muchos minutos de la primera parte, y especialmente en la segunda, el equipo levantó de sus gradas a los aficionados que prácticamente abarrotaban el municipal.
Se plantaba Balonmano Aragon con un siete que jugaría prácticamente todo el encuentro, con jugadores de la talla de Demetrio Lozano que tiraron de inteligencia y experiencia para llevar el partido, poco a poco, a su terreno. Pocas fueron las ocasiones en las que los pistacho pudieron correr, pudieron darle velocidad al encuentro; aunque eso sí, cuando lo lograron las rentas zamoranas eran considerables.
Más cerca del ritmo azul que del pistacho, el encuentro tenía un marcado caracter visitante, con una defensa de muchos centímetros que impedía que llegaran balones a Salinas y que el tiro exterior zamorano rompiera el partido, y con ataques con muchos cortes que acababan encontrando hueco.
En el primer tiempo fue Alberto Miranda, con uans cifras escandalosas de paradas, quien mantuvo en partido a los zamoranos que se irían, uno abajo (11-12) en el último segundo. Y en el inicio del segundo tiempo, al acierto de Miranda, se unió el acierto ofensivo de todos pero especialmente el de Camino que con dos galopadas ponía el 18-16 con nueve minutos transcurridos del segundo tiempo. Nueve minutos mágicos para marcar siete goles e imponer el ritmo agobiante de los zamoranos.
Fue un espejismo, un oasis en un desierto de fallos en ataque que llevaron a la desesperación a los pupilos de Eduardo García Valiente y al nervisosismo de una grada que vio como un gol de Demetrio Lozano, a falta de tres minutos para el final, era la puntilla para un equipo que empieza a mirar la clasificación y a hacer números para la salvación.