A pesar de la escasez de laurel, Tábara celebró el Domingo de Ramos con todo esplendor

Un espléndido día lleno de sol y alegría hizo que se pudiera celebrar en Tábara el Domingo de Ramos con mucha alegría e ilusión, si bien los ramos de laurel en esta ocasión fueron más bien escasos, debido a la enfermedad que los laureles han sufrido este año, el montón que se suele poner a la entrada de iglesia, este año fue a todas luces insuficiente y, de hecho, varias personas se quedaron sin ramo, o se tuvieron que conformar con uno minúsculo.

Pero esto no fue obstáculo para que tanto la gente que reside habitualmente y toda la que, para celebrar estas fechas con la familia, se ha acercado a Tábara, pudiéramos celebrar la entrada triunfal de cristo en Jerusalén con gran algarabía.

Una vez más, aunque ya no con tanta intensidad como antiguamente, se cumplía con el refrán popular que cuenta que "El Domingo de ramos al que no estrena nada se le caen las manos", y la mayoría procuró cumplir, por si acaso, estrenando calcetines, un pañuelo, una corbata, alguna prenda íntima, nunca se sabe... dicen que el refranero español es muy sabio y quién sabe...

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