martes. 16.04.2024
Los 5 salesianos que abandonan Zamora durante la misa de despedida
Los 5 salesianos que abandonan Zamora durante la misa de despedida. Foto Marcos Vicente

Son solo 5 pero dejan un hueco difícil de llenar. Los salesianos abandonan Zamora tras 70 años vinculados al mundo de la enseñanza. Con ellos se van los recuerdos de cientos de alumnos, la mayoría del ámbito rural, que pasaron por la Universidad Laboral. Hoy, los 5 han recibido la despedida del obispo de Zamora, Fernando Valera, en una misa oficiada en la Iglesia de María Auxiliadora.

La Universidad Laboral fue el primer gran proyecto  de los salesianos. Allá por 1953 nacía un proyecto educativo que incluía formación profesional e ingeniería técnica. En esas instalaciones se formaron cientos de estudiantes que viajaban desde sus pueblos o desde cualquier punto del país para ser ingenieros, encuadernadores o ebanistas. Había hasta sastrería.

Aquella primera promoción de alumnos externos fueron los que organizaron una colecta  para instalar un monumento dedicado al fundador de aquella orden: Don Bosco. Esos mismos estudiantes se unieron para solicitar al Ayuntamiento una calle para el benefactor.

En 1980, los salesianos dejan la dirección de la Universidad Laboral y el entonces obispo Eduardo Poveda les encarga las clases de Religión en las aulas, el culto de la Iglesia de María Auxiliadora y la liturgia en Nuestra Señora de la Natividad.

Ya en 1988 los salesianos comienzan a colaborar con dos congregaciones religiosas y con Cáritas para poner en marcha Proyecto Hombre. El Centro Juvenil Trascampus, frente a la Iglesia de María Auxiliadora, es otro de los proyectos de los salesianos, preocupados por los adolescentes en su tiempo libre. El objetivo: seguir educando a aquellos jóvenes en un ambiente abierto y en valores como el trabajo, el estudio y el cuidado de la familia. La idea se retomó de Don Bosco, que cada domingo por la tarde juntaba a los jóvenes en un pueblo del Norte de Italia para leerles un libro y divertirlos con malabares.

Hoy, ellos se van pero ese legado permanece entre las paredes de la Universidad Laboral y en cada rincón de una ciudad que vivió ese esplendor educativo, precisamente, con ellos. Los más desfavorecidos también pierden a unos grandes aliados. 

Adiós a los salesianos, fundadores de la Universidad Laboral