El farmacéutico se ha convertido durante el confinamiento en una figura clave en el entorno rural. A pesar de la pandemia, las farmacias no han cerrado sus puertas y han mantenido activo el servicio de entrega de medicamentos, lo que convierte a estos profesionales es una baza muy importante cuando se produce alguna desaparición en localidades de la provincia.
Por ello, el subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, presidió esta mañana una reunión con el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Zamora, Juan Prieto, en la que se analizaron dos cuestiones: las desapariciones y la violencia de género.
En el primer bloque, los farmacéuticos son una fuente de información para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado al ser los agentes sociales más en contacto con las personas mayores que residen en los pueblos con la entrega de medicamentos puerta a puerta. De hecho, según Juan Prieto, los farmacéuticos han sido los primeros en "detectar" los fallecimientos que se producían en el entorno rural durante el Estado de Alarma.
De ahí, que Ángel Blanco haya anunciado la firma de un procedimiento operativo entre la Guardia Civil y las farmacias con el fin de "mejorar la seguridad de los mayores en el entorno rural".
En el apartado de violencia de género, Prieto destacó el compromiso del sector para acabar con esta lacra y recordó la labor de los farmacéuticos con la promoción del teléfono 016 y su inclusión en el protocolo de actuación entre la Junta de Castilla y León y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como el plan "Mascarilla 19", una iniciativa que nació en Tenerife para ayudar a las mujeres maltratadas durante el confinamiento.
Cuando una mujer pedía esta mascarilla, el farmacéutico sabía que era víctima de violencia de género y acudía a las autoridades.
Por último, el presidente del Colegio de Farmacéuticos ha solicitado al Gobierno y a las comunidades autónomas mejoras en el acceso a la medicación de usuarios de otras regiones ante los problemas que han surgido durante el confinamiento.
