En abril de 1897 el entonces alcalde Ursicinio Álvarez convocaba una reunión que cambiaría para siempre el devenir de la Semana Santa de Zamora.
A las cinco de la tarde de un 22 de abril de hace 125 años se reunían representantes del Ayuntamiento, la Diputación, del Cabildo catedralicio y parroquial, medios de comunicación y empresarios. De aquella reunión nació la Junta de Fomento, predecesora de la actual Junta Pro Semana Santa que preside, por primera vez en su historia, una mujer: Isabel García.
El alcalde zamorano, una figura poco reconocida en su tierra, con una calle con su nombre y poco más, fue el gran impulsor de La Pasión zamorana como atractivo turístico. Y aunque dejó la Alcaldía en noviembre de 1897, Ursicinio Álvarez continuó presidiendo una Junta de Fomento que logró otro hito para la Semana Santa de Zamora: organizar las procesiones.
Por entonces, los desfiles procesionales eran un "caos", según se extrae de la conferencia ofrecida hace unos días por Óscar Antón, presidente de Luz Penitente, en el Museo Etnográfico. El público atravesaba las procesiones sin ningún control, se vendían caramelos y bebidas...hasta que Álvarez estableció un protocolo que, más o menos, se mantiene hasta nuestros días.
Aquella Junta de Fomento englobaba seis procesiones:
-La Borriquita
-Vera Cruz
-Jesús Nazareno
-Santo Entierro
-Nuestra Madre
-Resurreción
Ursicinio Álvarez también fue pionero en solicitar una suscripción popular para pagar un paso nuevo y ampliar el patrimonio de la Semana Santa. La petición tuvo tanto éxito que con el dinero recaudado pudieron realizarse no uno, sino dos pasos: El Prendimiento, obra de Miguel Torija, artista que murió con apenas 25 años de tuberculosis, y Cristo en el Sudario, de Aurelio de la Iglesia.
Al año siguiente, en 1898, se publicaría el primer cartel oficial de La Pasión de Zamora, firmado por Miguel Ledo, un "rótulo" que reproducía la imagen de un cofrade en las Tres Cruces y que resumía los principales atractivos turísticos que ofrecía la ciudad al visitante a finales del siglo XIX.
En 1900, la Junta de Fomento encarga un nuevo paso: la Elevación de la Cruz, una obra para la que se pensó en Eduardo Barrón, pero cuyos altos honorarios hicieron que la Junta de Fomento se decantará por Aurelio de la Iglesia. Un año después, la Semana Santa contaría con otros dos pasos: la Desnudez y la Conducción al Sepulcro, de José María Garros, que procesionaría en Viernes Santo.
El 17 de abril de 1901 es la fecha de la última referencia que se tiene de aquella Junta de Fomento. Ursicinio Álvarez, historiador, periodista, escritor, literato, miembro de la Real Academia de la Historia y abogado, decidió poner fin al legado que había ayudado a crear debido a la falta de participación de los comerciantes e industriales en las últimas suscripciones.
Curiosas son algunas cartas enviadas al que fue alcalde de Zamora tras la disolución de la Junta de Fomento. Una de ellas no ha perdido actualidad 125 años después. Decía así: "Los excelentes trabajos de esta Junta están en la memoria de todos. Hoy, no se piensa más que en votos y elecciones. Cualquier iniciativa benéfica y patriótica como es el fomento de la Semana Santa correría grave riesgo de fracasar porque es imposible unir hoy a los que la política tiene tan distanciados".
En 1917 hay un intento de recuperar la Junta de Fomento de la Semana Santa, pero fracasa hasta que en 1924 Ramiro de la Horna, entonces presidente del Santo Entierro, consiguió reunir voluntades para poner en marcha una nueva Junta Pro Semana Santa que, afortunadamente, perdura hasta nuestros días para dar esplendor a una de las Semanas de Pasión más reconocidas de España.
