jueves. 28.03.2024
Eyden nació en agosto de 2020
Eyden nació en agosto de 2020

Un calvario, eso es lo que vive Daya Riego. Una zamorana de 27 años que lleva sufriendo maltrato desde hace más de dos años y medio por parte de su expareja de nacionalidad portuguesa. Fue detenido por riesgo alto de peligrosidad en una calle de Zamora, pero se siente desprotegida, no por los efectivos de la Guardia Civil ni la Policía o por la Unidad de Atención a la Familia y Mujer, sino "por el juzgado".

La primera agresión llegó cuando estaba embarazada en 2020. Ahí, Riego puso su primera denuncia y la retiró. Cuando tuvo al bebé, el niño se quedó hospitalizado, cuando a a ella le dieron el alta hospitalaria, volvió a golpearla. Años de denuncias, desesperación, quebraderos de cabeza y órdenes de alejamiento que se saltan. 

El 13 de agosto de ese mismo año "me agredió cuando estaban mis hijos en casa", en ese momento a él lo llevaron al Centro Penitenciario de Topas donde cumplió "un poco menos de seis meses. El abogado de oficio no me avisó de la fecha del juicio y, a cuenta de ello, salió de la cárcel", ha explicado. En ese momento comenzó a sentirse desamparada por la justicia. 

Así, salió de la cárcel con una condena paralizada en España y se le pidió una orden de alejamiento y sin poder ponerse en contacto con ella. Tampoco lo respetó. En junio regresó a prisión, fue allí cuando se pidió una extradición para que abandonara la ciudad y estuviera en Portugal. No lo cumplió. "Se ha saltado la extradición, estoy en riesgo y va a volver a estar suelto. Les da igual", ha señalado haciendo hincapié en que "el juzgado no está cumpliendo con lo que ellos mismos dictaron en 2021".

Desde entonces, Riego ha puesto más de una decena de denuncias. Más las agresiones policiales, también a su padre, al progenitor de su hija pequeña o las amenazas vertidas a la Junta de Castilla y León cuando el hijo de ambos estaba tutelado. Nada parece haber sido suficiente.

Quebrantamientos, agresiones a la policía y numerosos antecedentes penales, "han decidido que no cumpla prisión y se ha cambiado los juicios que estaban pendientes por una expulsión de España durante cinco años. Cuando pase el tiempo puede volver limpio y sin ningún problema, después de arruinarme la vida".

El año pasado, Riego decidió acudir a un centro de violencia "porque era la última opción". Salía de casa bajo protección y estuvo vigilada por la Policía y la Unidad de Atención a la Familia y Mujer. Una vida condenada al silencio y al temor, con respaldo, pero no bastaba, le faltaba el apoyo de la justicia.

"Yo elegí que fuera mi pareja, pero mi hijo no lo eligió a él como padre, ¿a qué tengo que esperar? ¿a qué me mate?" ha declarado con temor. Vive con miedo, solamente tiene 27 años, tres hijos y una vida por delante. "Lo único que quiero es que quede claro que yo soy la víctima y que están prevaleciendo sus derechos ante los míos. Solo necesito que alguien haga algo antes de que me haga algo o se intente llevar a mi hijo", ha lamentado.

"¿Qué tengo que esperar a ser un número más de las mujeres que matan? ¿que mis hijos se queden huérfanos y alguien salga en la televisión diciendo que no denuncié?", ha explicado esta zamorana que sí ha denunciado, en numerosas ocasiones.

Y es que, lo que más le preocupa "es que a día de hoy el juzgado no ha dictado las medidas del menor que tenemos en común. Él sigue teniendo todos los derechos paternales. Sin embargo, siendo condenado por violencia de género, el juzgado tendría que haber puesto medidas. Mi hijo está desprotegido".

Ha querido hacer un agradecimiento especial a la Policía Nacional de Zamora, en concreto a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) y la protección policial porque "han estado en todo momento a pesar de todas las trabas que han tenido protegiéndome a mí y a mis hijos. Solo quiero pedir justicia públicamente, no quiero ser un número más".

El calvario de Daya para proteger a su hijo en Zamora: "¿Tengo que esperar a ser un...