jueves. 25.04.2024

La vida de los Romanov en Zamora 6 meses después del inicio de la guerra de Ucrania: "Los primeros días, mi madre se asustaba cuando bajaba las persianas o oía un helicóptero"

Svetlana Romanov, residente en Zamora desde hace 20 años, relata la odisea de sus padres para llegar a la capital gracias a la ayuda del profesor alistano Jesús del Río, al que llama "milagro de Jesús"

Relata como sus padres sobrevivieron varios días a base de pan duro, sin luz y como se resguardaban de los bombardeos en el suelo, en posición fetal

Valentina y Aleksander, en su casa de Zamora
Valentina y Aleksander, en su casa de Zamora

¡Genocidio!, grita Svetlana Romanov, aún con el alma dolorida por una guerra que ha cumplido 6 meses y que ha obligado a 7 millones de ucranianos a abandonar sus hogares. ¡Genocidio, así se llama lo que está haciendo Vladímir Putin!, repite, ya con el ánimo más sosegado desde que sus padres, septuagenarios, pueden descansar tranquilos en Zamora tras huir de su casa ante el avance de las tropas rusas. 

Aleksander Romanov y su esposa Valentina vivían en la ciudad de Korosten, en Zhitomir, cerca de Chernobil, cuando Rusia comenzó la invasión. Desde el 28 de febrero hasta el 8 de marzo soportaron bombardeos día y noche. Lograron huir del horror en un tren a Lviv, un viaje de 8 horas a las que sumaron 18 horas más para llegar a la frontera con Polonia. Cinco días después estaban en Zamora, a salvo. Y gracias a Jesús del Río, un profesor alistano que ha viajado varias veces hasta Polonia para recoger refugiados ucranianos en su furgoneta. "Desde entonces le llamó Milagro de Jesús", señala.

El profesor alistano Jesús del Río
El profesor alistano Jesús del Río. Foto cedida

Esta pareja ya conocía antes de lo que era capaz Putin. "Como dice mi  madre, si te toca una vez es mala suerte, pero si te toca dos es una tragedia", recalca. Y a ellos les tocó. En 2014 fueron víctimas del conflicto militar que enfrentó a Ucrania con Rusia por la anexión de Crimea, una península ucraniana sobre el mar Negro. Aquella pugna les pilló en la ciudad de Donetsk. Los tanques rusos llegaron y el Dombás fue ocupado. "Hicieron un referéndum manipulado para vender que la población es prorusa, pero no es verdad. Controlan la televisión y la radio, lanzan "fake news" en las redes sociales, pero los ciudadanos siguen siendo ucranianos y ellos ocupantes", proclama Romanov.

En julio de 2014 y ante la noticia de que se permite la salida de ciudadanos, Aleksander y Valentina se disponen a abandonar su casa. Con 40 grados de temperatura logran subir a un autobús de Cruz Roja con otras 140 personas, pero los rusos "no respetaron ni el anagrama de la ONG" y atacaron el autocar. De regreso a casa, la pareja y el resto de vecinos sobrevivieron varios días sin luz ni gas y se mantuvieron a base de pan duro. "Bajo sus ventanas, no dejaban de oír disparos. Mi madre estaba histérica", cuenta Svetlana.

Los Romanov en Alemania, "salvados" por Jesús del Río
Los Romanov en Alemania, "salvados" por Jesús del Río

Fue entonces cuando decidió comenzar los trámites para pedir asilo en España, pero el traductor que contrataron para iniciar el papeleo "no nos creyó y puso que el motivo del viaje de mis padres era para visitar a su hija". España denegó el permiso de residencia y comenzó el "trajín" de abogados, pero lograron venir a Zamora y permanecer tres años hasta que tuvieron que regresar de nuevo para no perder sus pensiones.

Esta ucraniana con nacionalidad española y que llegó a la capital zamorana hace 20 años tuvo que despedir a sus padres con el corazón encogido, aunque la espera de volver a verlos se acortó por un ictus que sufrió hasta en dos ocasiones el progenitor en enero de 2018. 

Romanov regresa sola a Zamora en octubre de 2019, ya que sus padres no tienen el permiso para volar por motivos médicos. Con el alma en vilo por la mala salud de sus padres, en febrero comienza la invasión rusa en Ucrania y se desata una guerra en pleno corazón de Europa. Cuenta como sus padres han soportado el sonido de las sirenas tres veces al día, como se tumbaban en el suelo en posición fetal para protegerse de una posible bomba, como durante días solo comieron pan duro, como estuvieron a oscuras, sin electricidad, y como al llegar a Zamora, su madre, enferma del corazón, se asustaba cuando su hija bajaba las persianas de casa o temblaba cuando oía pasar un helicóptero.

La pareja de ucranianos en su casa de Zamora. Foto cedida
La pareja de ucranianos en su casa de Zamora. Foto cedida

"Pero están aquí conmigo", dice, aunque el periplo desde Polonia fue complicado. Jesús del Río fue el artífice del "milagro". Con una furgoneta a la que colocó la pegatina de Cruz Roja, logró pasar la frontera donde los soldados ucranianos le dieron el alto. "Pero cuando les dijo que venía desde Zamora a buscar a dos ancianos a la estación de tren, se cuadraron ante él", relata orgullosa Svetlana Romanov.

La vida no ha sido fácil tampoco en Zamora debido a la mala salud de ambos, con varias visitas al hospital, pero al menos ya no oyen el estruendo de las bombas y pueden dormir sin sobresaltos.

Aleksander Romanov y su esposa Valentina, en una imagen tomada en Ucrania. Foto cedida
Aleksander Romanov y su esposa Valentina, en una imagen tomada en Ucrania. Foto cedida

Pero siguen intentando asimilar la situación. Pasan varios delante del televisor viendo las noticias sobre su país. "No pueden ver otra cosa", asegura su hija. "Dicen que todavía no es hora de relajarse y ser feliz porque sufren por su patria", añade Svetlana Romanov, que quiere agradecer a los profesionales de la sanidad Zamora su gran trabajo y su cariño. "La sanidad española funciona muy bien", subraya.

Mientras los tres esperan el reencuentro con Jesús del Río, una cita que se producirá en breve, esta zamorana de adopción y sus padres mantienen la fe en que pronto llegará la Victoria de su patria, invadida por los tanques rusos desde hace ya medio año.

Colas para escapar de la ciudad de Jarkiv, días antes de la "huida" de los Romanov
Colas para escapar de la ciudad de Jarkiv, días antes de la "huida" de los Romanov

 

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