Confiesa que son su mayor tesoro. Las guarda como oro en paño para que el paso del tiempo no borre lo que la cámara captó en aquellos años de blanco y negro, cuando los teléfonos móviles ni se intuían que podrían llegar a nuestras vidas.
Las fotografías antiguas sobre la Pasión zamorana que tan celosamente atesora Javier Manso, cargador de los pasos de la Crucifixión y el Descendimiento, son solo una pequeña muestra del reducido "Museo de Semana Santa" que este joven ha montado en una de las habitaciones de su casa.
Medallones antiguos de la Cofradía de Jesús Nazareno, de la que es hermano, itinerarios, libros antiguos, postales, carteles, todos los números de la revista Barandales, túnicas, escapularios, cordones...todo comparte espacio en una habitación de la vivienda de Manso, donde hasta un cuadro con una antigua imagen de la Semana Santa zamorana realizada desde la Cervecería de la Plaza Mayor preside el salón.
Su pasión la muestra también en sus brazos, donde lleva tatuados al Cristo de la Crucifixión y el Descendimiento, los pasos que carga con devoción desde hace años.
Su pasión por coleccionar toda la iconografía relacionada con la Semana Santa de su ciudad la lleva en la sangre. Cuenta que desde pequeño veía a su padre guardar con celo fotografías antiguas y bastaron unos pocos años más para seguir la estela de su progenitor. "Me puse en contacto con coleccionistas de Zamora y comencé a comprar", rememora Manso, más conocido en el barrio de Pinilla como "Tolín".
Su entusiasmo por la Semana Santa lo alimentan también los amigos como Rubén Vicente Coria, ganador este año del concurso de fotografía de la Asociación Luz Penitente, y Víctor Izquierdo Cabañas, a los que Javier Manso agradece que le sigan "empapando de Semana Santa" a día de hoy.
Responde con una sonrisa cuándo se le pregunta por el presupuesto que destina a llenar la habitación que es un museo. "Hay cosas que se venden por las redes sociales que no son muy caras", subraya, al tiempo que reconoce que su pareja le pide que "pare ya".
Pero confiesa que, cada mañana, nada más levantarse, lo primero que hace es indagar por las redes sociales a la busca de más elementos semanasanteros, siempre con la ilusión de conseguir un día un local en el que mostrar sus "tesoros" a sus convecinos.
