miércoles. 24.04.2024
Valentín durante la grabación del baile bretón con vecinos de Granja de Moreruela
Valentín durante la grabación del baile bretón con vecinos de Granja de Moreruela

Esta es la historia de un hombre que pasó parte de su infancia en Santibáñez de Vidriales y que emigró a Irlanda para volver a redescubrir su tierra años después en medio de una pandemia. Viajero incansable, se considera un trotamundos sin arraigo a ningún sitio, aunque al mismo tiempo reconoce que no sería él "sin los recuerdos, las palabras o los conocimientos" que ha adquirido en su peregrinar.

Las restricciones sanitarias y de movilidad que se impusieron en medio mundo para contener esa primera ola de coronavirus que se ha extendido hasta una sexta, le impidieron hacer el viaje de regreso de Zamora a Galway, involucrado en su cultura y tradición formando parte del corazón cultural como un Galwegian, y decidió visitar la provincia para explorar lugares que no conocía.

Como a los Irlandeses, a Valentín le gusta contar historias a través de la música. A ritmo de bodhrán “Tambor Irlandés”, muestra el encanto del monasterio asentado en Granja de Moreruela.

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Y aquí comienza la historia de este músico y coreógrafo, que pone un anuncio para reclutar en un casting a vecinos dispuestos a participar en la grabación de un vídeo que muestre, al tiempo la grandiosidad de la abadía cisterciense y el baile de aquel pueblo bretón arraigado en el noroeste de Francia, el "finisterrae" francés, conservador de la cultura celta que se extendió por toda Europa hace más de 2.000 años.

En un viaje introspectivo, Aisling Ceoil regresó a los lugares de infancia, puso música a las melodías que "escuchaba" en su interior y decidió mostrar a los amigos que ha hecho en sus viajes por medio planeta, el encanto de Zamora y de España. Y él quiere contribuir a divulgar ese legado histórico con una "iniciación" en las ruinas de un cenobio que "dominó" en la Edad Media.

El descubrimiento llegó a través de la Asociación Zamorana de Turismo Rural (AZTUR), cuyos directivos Patricia García y Víctor Luna fueron los encargados de "pasar" la voz. Y como en las mejores historias irlandesas, este zamorano que se formó musicalmente en las sesiones de Galway y que desde 2006 lidera su propia banda, Spéir Ghlan, "Cielo despejado" en galéico, logró que vecinos de Granja de Moreruela, Villarrín de Campos y Burganes de Valverde se pusieran a sus "órdenes" para grabar un baile bretón en un entorno de leyenda.

Las horas previas estaba hecho un "manojo" de nervios, reconoce. Dudaba de que nadie se animara ya que cree que en España existe "mucha vergüenza escénica". Cual fue su sorpresa cuando empezaron a llegar participantes a la zona del monasterio, se "me iluminó la cara" y confiado supo llevar a esta nueva agrupación a disfrutar de unos ritmos y acordes desconocidos para ellos. Fueron necesarias varias tomas para que los participantes integraran la métrica musical al son de su Bodhrán, pero al final con perseverancia y tesón se unieron los pasos con la música.

Acuciado porque llegaba la hora de los pinchos, tradición sagrada en Granja de Moreruela en un domingo cualquiera, apuró pasos para no interferir en las tradiciones que son "sagradas", pero quiso inmortalizar el momento con una foto de familia en la magnífica cabecera de un monasterio que invita al misterio. "Es difícil retener tanto rostro visto por primera vez", subraya, de ahí la fotografía y la promesa de regresar a esta localidad terracampina. "No me quedo con todas las caras, pero los llevaré siempre en el recuerdo y en mi corazón", recalca.

Participantes en el vídeo posan en la cabecera del cenobio
Participantes en el vídeo posan en la cabecera del cenobio

Hasta su regreso y en agradecimiento, además de escribir unas palabras para ese pueblo que le acogió y en el que respiró un "ambiente tan agradable", Aisling Ceoil, del gaélico "Música de sueños", "pasea" su vídeo por Youtube con una descripción de la abadía y su ubicación, que completa con la historia del baile en varios idiomas, incluido el español, esa danza que "difuminó" los más de 2.500 kilómetros que separan Zamora y Galway en una mañana de domingo mientras Granja de Moreruela se preparaba para el vermú.

"Mile go raigh maith agat agus go neirigh an bothar leat". Del gaélico traducción literal: "Un millón de gracias y que Dios esté en vuestro camino". 

Youtube Aisling Ceoil

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