viernes. 19.04.2024
Despedidas con lágrimas en los ojos

Desde las 8 de una mañana en la que apenas dormí, el miércoles pasado, comenzamos un viaje que seguro marcará nuestras vidas. La meta está a 3.071 kilómetros de Zamora si Google no nos engaña.

Mayya esperaba en la puerta de su casa a un amigo que conocía pero que iba a ser compañero de viaje y con el que las horas iban a pasar si o si. Dispuesta y encantadora, Mayya con miedo al principio, como confesó más adelante, se disponía a ayudar a su pueblo haciendo de traductora de un equipo compuesto por 14 personas a las que les unía la misma meta, la solidaridad. En el viaje hasta Benavente asumimos papeles y comentamos muchas cosas pero nada que tuviera comparación con cualquier otro viaje que hubiéramos realizado. 

Llegar a Benavente y encontrarse con todos los compañeros era su primera prueba, para mi también aunque con más de la mitad la amistad y el compromiso ya estaba claro. Novoa y su mujer, junto con su conductor un búlgaro, simpático y efectivo en sus tomas de decisión tanto en las rutas como en las comidas. 

Cena de los integrantes del convoy para reponer fuerzas
Cena de los integrantes del convoy para reponer fuerzas

La salida desde Benavente, emocionante como no podía ser de otra manera. Jenny, la benjamina del grupo, y mujer de Javi lloraba abrazada a todos porque sus peques se quedaban en casa y ella iba a una misión de ayuda a otras madres que seguro harían lo mismo por sus hijos en una situación de guerra. Tras las emociones, la organización y la ruta. Grupo de wasap de convoy y reparto de situaciones.

Somos 5 furgonetas en las que vamos Javi y Jenny, Iago y Germán, Araceli y el Sanabrés, el salmantino que viajaba solo, y la pareja de actores artistas ya sayagueses a los que el espíritu aventurero y solidario les sale de los poros, Mayya y yo. 

En el camión, el hombre que, posiblemente, sea el más grande del Bierzo porque el corazón no le entra en los 33 palets que lleva su tráiler. Su mujer un encanto y su conductor, ya lo contamos.

De Benavente a Mondragón de un viaje y allí la primera de las comidas. Tras habernos hablado mucho y bien en el grupo, la comida estaba clara, todos aportando y a medias nada es caro. De Arrasate al repostaje en la frontera en Irún/Hondarribia, porque el gasoil en Francia cuesta 2'33 euros el litro nada menos, y nos quejamos en España. 

Galería de imágenes Fotos Paco Colmenero

Peajes, y de nuevo todos al grupo convoy de evaluación, cigarros, cómplices para muchos y, como de costumbre, Novoa más grande que la matanza. Parada para un momento de baño y acordar donde dormir, hostal de carretera para poder dar una ducha, dormir 6 horas y a pillar a Novoa, que seguía ruta hasta salir se Francia porque sus tarjetas y tacógrafo les dejaban apurar viaje. 90/100 y todo es kilómetros y kilómetros de carreteras con menos tráfico del pensado, la cosa en Europa tampoco está boyante.

Tras la búsqueda del hotel parada: hotel automático, cena común de nuevo y cada mochuelo a su olivo tras la ducha reconfortante y revividora. 

Jamón de Salamanca del charro más salao de España y que más kilómetros lleva encima, también en coche furgo o vehículo cualquiera, un enamorado de los motores fue lo que predominó en una cena de sonrisas y de ¡vamos a descansar! que mañana hay que hacer muchos más que no llegamos. 

Lo mejor, oír a los que pasan pitando y levantando el dedo cómplices con el Stop War que llevamos en las furgos y la bandera de Ucrania. También el trabajo de los compañeros que se quedaron en Zamora organizando ya el siguiente viaje. 

Hemos cerrado la primera etapa con casi 1000 kilómetros en mes de 12 horas. 

Diario de un viaje hacia la guerra: Cielo, tierra, trigo y libertad. Jornada inicial