jueves. 18.04.2024
Desinfección de una habitación en una residencia
Desinfección de una habitación en una residencia

Ya han pasado tres años, 1.095 días desde que el mundo se paró. La realidad nos dio un golpe en la cara y nos obligó a encerrarnos en nuestra casa. Los aplausos en la ventana a los sanitarios se convirtieron en nuestra rutina. El Gobierno declaró el estado de alarma el 14 de marzo de 2020.

Hasta finales del mes de junio la vida se paralizó mientras otros la perdían en hospitales y residencias. Lo que parecía que solamente serían 15 días, se convirtieron en meses. Solamente podían salir a la calle aquellos profesionales "esenciales" que debían seguir con su actividad, los demás... se dedicaron a hacer deporte en sus hogares, a elaborar un millón de recetas... se agotó hasta el papel higiénico.

Ataviados con guantes y mascarillas, acudíamos a hacer la compra a los supermercados, era la única opción permitida para salir a la vía pública. Las calles estaban desiertas, algo que dejó imágenes espectaculares que quedaron grabadas en la retina de muchos, pero más se grabó todas las muertes que ocasionó este virus que llegó tan rápido que no lo esperábamos.

Hospitales de campaña, muertos diarios, policías vigilantes para que nadie se saltara el confinamiento. Despedir a los seres queridos que morían en entierros minúsculos. Nadie olvidará el dolor y la pena que se vivieron aquellos días que nos cambiaron para siempre.

Hasta mayo no comenzó la "desescalada", medidas para caminar hacia esa "nueva normalidad" cargada de fases. Toques de queda, paseos, deportes en solidario, terrazas con aforo limitado... el virus dejó mucho daño en España, a las familias, a la salud mental y también a los negocios. 

El virus no nos dejó otra opción que adaptarnos. Las mascarillas, los guantes o el gel hidroalcohólico se convirtieron en un complemento más de nuestra vida. Tres años después continúa el vaivén de contagios, pero con vacunas, eso sí. Con tres o cuatro dosis que nos hicieron enfrentarnos a este virus letal.

Hasta 2022 la mascarilla fue obligatoria en la vía pública y, en febrero de este año, se puso el fin de este producto en el transporte público. Desde aquel fatídico 14 de marzo han pasado tres años, 1.095 días en los que a todos nos cambió la vida. Un mal sueño que nos dejó un sello de por vida y que, a día de hoy, ha acabado con la vida de más de 79.800 personas en nuestro país.

Tiempo después, parece que el fin de la pandemia está cerca o, al menos, así lo ha asegurado el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Tres años desde que el mundo se paró: 1095 días después del estado de alarma