sábado. 20.04.2024

Creadores de la diáspora republicana, el pintor cántabro y el escultor zamorano, forman parte de la generación de los ausentes que durante años quedaron al margen de los museos y de la historia del arte español y para los que desde hace tiempo se persigue su integración en el discurso interrumpido tras la Guerra Civil.

Pisano y Lobo comparten el destino de marchar al exilio francés, siendo el punto de encuentro sus talleres parisinos de Montparnasse. Aunque es evidente el distanciamiento estético de sus trabajos, que responden a intereses distintos, también puede vislumbrarse en ellos una cercanía temática al unirles afinidades políticas y sociales ligadas a su condición de expatriados.

Realismo frente a espiritualidad, disparidad en los modos de representar y expresar el drama, confluyen, sin embargo, en una mirada compartida hacia las clases trabajadoras, la mujer o la tauromaquia -evocación goyesca de la identidad española-, todos ellos temas analizados por Inmaculada Real, comisaria del proyecto. Una continua presencia de figuras e ideas que terminan convirtiéndose en emblemas, como sus respectivos Quijote y Peregrino que simbolizan el viaje de ida y vuelta, el regreso a la patria de ambos artistas que se efectuó de forma tardía, al final de sus vidas, pero nunca de modo definitivo.

La muestra se articula como un diálogo entre dos artistas del exilio a través de obras que arrastran una pesada carga vital. Creadores de la diáspora republicana, el pintor cántabro y el escultor zamorano, forman parte de la generación de los ausentes que durante años quedaron al margen de los museos y de la historia del arte español y para los que desde hace tiempo se persigue su integración en el discurso interrumpido tras la Guerra Civil.

Realismo frente a espiritualidad, disparidad en los modos de representar y expresar el drama, confluyen, sin embargo, en una mirada compartida hacia las clases trabajadoras, la mujer o la tauromaquia -evocación goyesca de la identidad española-, todos ellos temas analizados por Inmaculada Real, comisaria del proyecto. Una continua presencia de figuras e ideas que terminan convirtiéndose en emblemas, como sus respectivos Quijote y Peregrino que simbolizan el viaje de ida y vuelta, el regreso a la patria de ambos artistas que se efectuó de forma tardía, al final de sus vidas, pero nunca de modo definitivo.

Eduardo Pisano [Torrelavega (Cantabria), 1912 - París, 1986] es un pintor que se forma en la Escuela de Artes y Oficios de Hermilio Alcalde del Río y continúa en Madrid, donde descubre principalmente la pintura del Greco, Velázquez y Goya, en sus visitas al Museo del Prado. Durante la Guerra Civil se alista en el ejército republicano y su compromiso político le lleva al exilio en 1939. Establecido en París y concluida la Segunda Guerra Mundial, retoma su carrera artística entrando en contacto con la segunda generación de la llamada Escuela de París.

La herencia cultural española está latente en cada uno de los temas que desarrolla Pisano, es el llanto del desterrado que en tierra ajena teme sufrir el drama del desarraigo. Su visita a Cantabria en 1953, con motivo de la grave enfermedad de su madre, le llevaría a retomar el vínculo con su tierra de origen, Torrelavega, donde aún permanecía en la memoria de sus paisanos. Todavía vigente el régimen franquista, Pisano se propuso dar a conocer su producción artística en Cantabria, iniciándose así las primeras exposiciones y los numerosos viajes de ida y vuelta.

Baltasar Lobo [Cerecinos de Campos (Zamora), 1910 - París, 1990] se forma como escultor en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, tras pasar por la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid, y conseguir una beca de la Diputación Provincial de Zamora. En su etapa madrileña visita diferentes museos, en especial el Arqueológico, donde entra en contacto con la escultura ibérica. También lo haría con las ideas anarquistas y libertarias tras conocer a Mercedes Comaposada Guillén, vinculada al círculo de Mujeres Libres. Al estallar la Guerra Civil se incorpora a las Milicias de la Cultura y se establece en Barcelona, desde donde sale camino al exilio en febrero de 1939. Baltasar Lobo decidió permanecer en Francia, donde entró en contacto con Picasso y los artistas de la Escuela de París, ciudad que había visitado con anterioridad, pero en esta ocasión sería determinante para el desarrollo de su carrera artística. Fue uno de los primeros desterrados que presentó su obra en España en el ámbito oficial, lo haría con motivo de una exposición en el Museo Español de Arte Contemporáneo en 1960.

EXPOSICIÓN TEMPORAL

PISANO SALE AL ENCUENTRO DE BALTASAR LOBO

MUSEO DE ZAMORA. Sala de exposiciones temporales

del 30 de junio al 18 de septiembre de 2022

Horario:

martes a viernes, de 19,00 a 21,00 h.

sábado de 12,00 a 14,00 h. y de 17,00 a 20,00 h.

domingo de 12,00 a 14,00 h. lunes cerrado

Pisano y Lobo, de la mano en el Museo de Zamora