Castilla y León es la tercera comunidad autónoma que perdió más población empadronada en el último año, 13.637 personas menos (-0,6 por ciento), según el Avance de la Estadística del Padrón Continuo publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La estadística deja a la comunidad por debajo de los 2,4 millones de habitantes,
Los datos no han sorprendido al vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, que justificó este retroceso por el exceso de moralidad a causa de la pandemia.
En rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, Igea reconoció que el informe frena una tendencia de pérdida de población que era "cada vez menor", pero señaló que hay que "hacer la suma entre la disminución del 2019 y el exceso de mortalidad por la pandemia". "Era evidente que esto iba a suceder", recalcó.
Sin embargo, Igea apuntó que el balance migratorio de Castilla y León sigue siendo "positivo" en 1.776 personas, aunque adelantó que deben tomarse medidas de tipo fiscal para atraer habitantes y destacó la supresión del impuesto de Sucesiones como una de las iniciativas que contribuirán a ese reto demográfico.
Además, resaltó la simplificación administrativa en el medio rural como otra medida que contribuirá a esa lucha contra la despoblación, pero espera que el Gobierno central "haga su parte" porque "aquí hablar del reto demográfico y olvidarse de Zamora, Monte la Reina y el tren madrugador es todo uno", ironizó.
Francisco Igea también lamentó la falta de acción de la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Rivera, que solo ha convocado una Conferencia Sectorial, y pidió que el sistema de reparto de fondos no perjudique más a la comunidad.
